BUCAREST.- Sin Gobierno desde hace más de un mes y golpeados por una grave crisis económica, los rumanos deciden este domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales la continuidad del jefe del Estado, Traian Basescu.
Enfrentado a la mayoría del Parlamento por la elección de un nuevo primer ministro -una moción de censura derribó al gobierno en octubre- Basescu llega a los comicios como ha vivido todo su mandato, es decir, incapaz de formar un ejecutivo firme o convivir sin tiranteces con los tres gabinetes que ha visto pasar por el Palacio Victoria.
En su primera elección, hace cinco años, el ex capitán de la marina mercante, de centro-derecha, carismático y reformista, hizo de la lucha contra la corrupción uno de sus caballos de batalla.
Sus críticos ven en sus constantes enfrentamientos con el legislativo y el gobierno pruebas de su autoritarismo y su incapacidad para negociar.
Mientras, sus partidarios consideran que se trata de batallas necesarias para su objetivo proclamado de liberar al país del dominio de los oligarcas herederos del régimen comunista.
Si Basescu pide el voto para proseguir su proyecto de lucha contra la corrupción y modernización de Rumanía, su principal rival, el socialdemócrata Mircea Geoana, llama a sus compatriotas a librarse del "bonapartismo" del actual presidente.
A juicio del opositor, Basescu ha sumido a Rumanía en la parálisis que impide afrontar con garantías los retos del presente en uno de los países europeos más afectados por la actual crisis financiera y económica mundial.
Acusado por Basescu de ser el hombre de paja del ex presidente y ex comunista Ion Iliescu, también del Partido Social Demócrata (PSD), Geoana se impondría, según las encuestas, en la primera vuelta con un 32 por ciento de los votos, frente al 31 por ciento que obtendría su gran adversario.
El tercero en discordia, el liberal Crin Antonescu, conseguiría un 18 por ciento y no llegaría a la segunda vuelta prevista para el 22 de diciembre.
En paralelo a las presidenciales, los rumanos se pronunciarán en referéndum el domingo sobre la supresión de una cámara parlamentaria para adoptar un sistema unicameral y sobre la reducción a un máximo de 300 del número de parlamentarios.
La consulta no es vinculante y la ha convocado el propio Basescu, que ha explicado que busca seguir modernizando el sistema librando al país de una carga burocrática inútil.
Su iniciativa ha sido calificada de inoportuna por todos los partidos de la oposición y buena parte de la sociedad civil, que ven en el referéndum una artimaña electoral de Basescu para atraer votantes y denuncian que el actual presidente plantee una reforma del sistema en un momento de extrema tensión política.
Gane quien gane las elecciones se encontrará un país con una recesión económica en torno al 8 por ciento y un porcentaje de paro por encima del 7 por ciento, una cifra que dobla la registrada hace un año.
Una de las primeras tareas del nuevo presidente será formar nuevo gobierno, si, como ya han anunciado los líderes de la mayoría parlamentaria opositora, el legislativo rechaza la segunda propuesta de primer ministro de Traian Basescu, como ya hizo con la primera.
El ganador de las presidenciales puede designar un candidato que busque el apoyo del actual Parlamento o convocar elecciones anticipadas para establecer una nueva distribución de los escaños.
A la existencia de un nuevo gobierno está condicionada la llegada de nuevas partidas del crédito internacional de 20.000 millones de euros contratado en marzo para evitar el colapso económico.
La Unión Europea, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han aplazado el envío de 1.500 millones de euros previstos para diciembre, ya que el Gobierno interino no tiene los poderes para aprobar las reformas establecidas en el acuerdo.
