LONDRES.- El Ministerio de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Gobierno británico declaró vender carne de bovino infectada con tuberculosis para consumo humano. No obstante, argumentó que no es perjudicial para la salud.
"The Sunday Times", el diario que publicó estas declaraciones, detalló como la carne de alrededor de 28 mil animales infectados, que se sacrificarían cada año, y cuyas partes infectadas son extirpadas, son compradas por mayoristas.
Asimismo, explicaron que, si bien supermercados como Tesco o Sainsbury's y establecimiento de comida rápida, como Burger King y McDonald's, rechazan esa carne, esta entra en la cadena alimenticia a través de empresas de abastecimiento de escuelas, hospitales y el Ejército o aquellas empresas que preparan comida envasada, como pasteles de carne.
La tuberculosis bovina es una enfermedad que en un número reducido de casos ha llegado a afectar a humanos, sin embargo, en Reino Unido significa un serio problema, a un punto tal que se ha autorizado la matanza de tejones en zonas rurales para evitar la propagación del virus.
Un representante del ministerio declaró al rotativo británico que "toda la carne sacrificada por tuberculosis bovina es sometida a rigurosos exámenes de seguridad antes de ser considerada óptima para consumo humano".
"La Agencia de estándares alimentarios (FSA) ha confirmado que no hay casos conocidos en los que la tuberculosis se haya transmitido por comer carne y el riesgo de infección por comer esa carne, incluso cruda o poco hecha, es muy bajo", asegura la fuente.
Asimismo "Sunday Times" reveló que esta carne se comercializa sin ningún tipo de advertencia ni a los fabricantes ni a los consumidores que indique su procedencia.
Una portavoz de la FSA dijo por su parte que no se considera necesario que los consumidores conozcan el origen del producto: "Lo único que deben saber de esa carne es que es óptima para el consumo humano".
Sin embargo, apunta el "Times", los estudios científicos realizados sobre el tema son contradictorios y algunos apuntan a que, aunque el riesgo es bajo, es posible el contagio a través de productos consumidos de vacuno contaminado.
El periódico argumenta que en los años 20 y 30 del siglo pasado, antes de la pasteurización de los lácteos y otros controles de seguridad, miles de personas se contagiaron de tuberculosis animal a través de la ingestión de alimentos.
Algunos estudios señalan que, incluso si se extirpan las zonas contaminadas, como teóricamente hace el ministerio, pueden quedar bacterias infectadas que pueden ser potencialmente nocivas, pues sobreviven la cocción hasta 60 °C, asegura el dominical.
El ministerio de Alimentación y Asuntos Rurales vende cada año la carne de los animales sacrificados, por un beneficio de 10 millones de libras (11,7 millones de euros), para contrarrestar los gastos incurridos en análisis médicos y compensaciones a los granjeros, explica el periódico.