BEIJING.- El Gobierno chino anunció hoy que no aprobará los nuevos proyectos de refinería de las dos grandes petroleras del país, CNPC (PetroChina) y Sinopec, después de que ambas hayan incumplido los objetivos de reducción de emisiones de gases contaminantes durante el año 2012.
En un comunicado, el Ministerio de Protección del Medio Ambiente del gigante asiático, aseguró que la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), matriz de PetroChina, no cumplió los objetivos de reducción de demanda química de oxígeno, mientras que Sinopec tampoco redujo sus emisiones de óxido de nitrógeno suficientemente.
PetroChina y Sinopec son las dos únicas compañías estatales evaluadas que han incumplido los parámetros establecidos por Beijing, que les obliga a reducir las emisiones en un 8% a finales de 2015 en comparación con los registros de 2005.
De hecho, ambas compañías no consiguieron ni reducir sus emisiones, ya que a finales de 2012 éstas aumentaron un 8,27% en el caso de CNPC y un 2,52% en Sinopec, según datos del Ministerio.
El organismo asegura que también se han evaluado las emisiones de todas las provincias del país y que, en este caso, "sí se han cumplido los objetivos".
En el comunicado, el Ministerio chino asegura que tal incumplimiento supone la suspensión de la aprobación de los informes de impacto ambiental para cualquier nuevo proyecto de los dos gigantes petroleros -excepto aquellos relacionados con el ahorro de energía-.
Sin embargo, no incumbe a los actuales proyectos y operaciones, por lo que la suspensión "no afectará a la capacidad del país de refinado de petróleo y su suministro", reza el escrito.
"La suspensión se podría retirar dependiendo del desempeño de estas dos empresas durante los primeros seis meses de este año", dice el Ministerio, que subraya que las afectadas "ya incumplieron los objetivos en 2011 y se les dejó un tiempo para rectificar, pero no han instalado dispositivos de control de emisiones en muchas de sus instalaciones".
"Varias compañías subsidiarias de CNPC proporcionaron datos de emisiones falsificados a las autoridades competentes", añade el texto.
El Gobierno chino puso en marcha en 2012 un plan quinquenal para reducir la contaminación del aire en las ciudades, uno de los mayores problemas del país, y se comprometió a rebajar los índices de partículas PM 2,5 -de menos de 2,5 micras de diámetro y nocivas por su capacidad de infiltrarse en los pulmones o el flujo sanguíneo- en al menos un cinco por ciento.
A más largo plazo, Pekín se ha propuesto reducir las emisiones por unidad de Producto Interior Bruto (PIB) en entre un 40 y un 45 por ciento a finales de 2020 en comparación con el año 2005.
De hecho, en julio las autoridades anunciaron una inversión sin precedentes (277.000 millones de dólares) para atajar su contaminación, que este año ha alcanzado niveles récord en urbes como Pekín.
La inversión, que equivaldría a más de la mitad del plan de estímulo que China gastó en 2009-2010 para hacer frente a la crisis financiera mundial, busca frenar los altos niveles de contaminación que padecen sus ciudades.
Tradicionalmente el Ministerio de Medio Ambiente ha intentado imponer su voluntad y criterio ante las grandes empresas de titularidad estatal sin demasiado éxito, ya que éstas han sido -y son- grandes fuentes de crecimiento económico para la segunda potencia mundial.
Ahora, sin embargo, las protestas de la ciudadanía y una mayor conciencia medioambiental han llevado a un endurecimiento de las normativas en este ámbito y a promesas de "castigos severos" para aquellos que contaminen el medio ambiente.