BANGKOK.- Miles de opositores tailandeses lanzaron este lunes una operación "parálisis" de Bangkok y ocuparon varios puntos neurálgicos de la capital, en un enésimo intento para forzar la renuncia de la Primera Ministra Yingluck Shinawatra.
Los manifestantes exigen la renuncia de la jefa del Gobierno y la instalación de un "consejo popular" no electo para reducir la influencia política de la familia Shinawatra, y en particular de Thaksin, hermano mayor de Yingluck y primer ministro entre 2001 y 2006.
Los manifestantes, muy bien organizados, han prometido ocupar zonas enteras de la capital hasta que Yingluck dimita, y se oponen a la celebración de unas elecciones anticipadas el 2 de febrero, que la primera ministra ha convocado para poner fin a esta nueva crisis política surgida hace más de dos meses.
Miles de personas, algunas con camisetas "Bangkok shutdown" ("Parálisis de Bangkok"), participaban en el movimiento, concentrado en el centro, en particular delante de un centro comercial incendiado durante la última gran crisis política en Tailandia, en 2010, que se saldó con más de 90 muertos.
"Llevamos adelante nuestra propia revolución popular, no instamos a nadie a dar un golpe de Estado", aseguró al frente del cortejo el líder de los manifestantes, Suthep Thaugsuban, miembro del opositor Partido Demócrata y procesado por "homicidio" por la represión de las manifestaciones de 2010, cuando era viceprimer ministro.
El gobierno anunció que invitará a todas las partes a una reunión el miércoles para hablar de una propuesta de la comisión electoral, que consistiría en posponer las elecciones previstas el 2 de febrero, donde el partido de la primera ministra, Puea Thai, parece favorito.
No obstante, parece improbable que el Ejecutivo acepte la demanda de los opositores de que los comicios se retrasen por lo menos un año.
A las pocas horas de lanzar la operación "parálisis", los manifestantes lograron perturbar el funcionamiento del centro de la ciudad, lleno de tiendas y hoteles.
Muchos colegios estaban cerrados y algunos vecinos estaban acumulando agua y comida, aunque los opositores no han logrado paralizar del todo la capital, una gigantesca urbe de 12 millones de habitantes.
El metro de Bangkok funcionaba con normalidad, muchas tiendas y restaurantes seguían abiertos, y los manifestantes han prometido dejar un carril abierto en cada cruce importante para permitir el paso de ambulancias y autobuses.
Pese al ambiente festivo que dominaba las protestas, también hubo incidentes aislados. Este lunes unos desconocidos dispararon desde un vehículo contra la sede del opositor Partido Demócrata. En otro incidente, un guardia de seguridad fue herido de bala en una reyerta, según la policía.
Desde el principio de la crisis, hace dos meses, ocho personas han muerto, la mayoría en circunstancias oscuras.
Las protestas son el nuevo capítulo de una crisis política que se remonta a 2006, cuando el magnate Thaksin Shinawatra, ahora exiliado, fue derrocado en un golpe militar.
Las últimas manifestaciones se han visto motivadas por un proyecto de amnistía (finalmente frustrado) que habría permitido a Thaksin regresar del exilio, sin pasar por la cárcel para cumplir una condena por corrupción.
El magnate cuenta aún con un fuerte apoyo en el norte de Tailandia, pero también tiene a muchos detractores entre la clase media de Bangkok y los círculos monárquicos más recalcitrantes.
Las autoridades han avisado de que están dispuestas a decretar el estado de emergencia si se producen incidentes violentos en Bangkok, donde están movilizados cerca de 20.000 policías y soldados, aunque invisibles.
Este lunes hubo también en Bangkok pequeñas manifestaciones de apoyo a las elecciones de febrero y contra la operación "parálisis", así como concentraciones progubernamentales en el norte del país.