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BUENOS AIRES.- El Papa Francisco está muy pendiente de los últimos sucesos en su Argentina natal y promueve la reactivación de un espacio de diálogo entre distintos sectores de la sociedad que él mismo integró y fue clave para la salida de la grave crisis económica que sufrió el país sudamericano hace 12 años.
Así lo reveló el ex presidente argentino Eduardo Duhalde (2002-2003), quien fue recibido por Francisco en audiencia privada la semana pasada.
El dirigente peronista fue el último de una larga lista de referentes de distintas fuerzas políticas que se entrevistaron con Jorge Mario Bergoglio tras su elección como papa en marzo de 2013.
"Coincidimos en la necesidad de que se reabra el Diálogo Argentino, depende más del gobierno que lo solicite. El tiene expectativas de que dialoguemos, que se reencuentren los argentinos", dijo Duhalde el lunes en entrevista con radio Continental.
Diálogo Argentino fue un espacio que nació durante la grave crisis económica y social que estalló en 2001, propiciado por el Episcopado Argentino, uno de cuyos obispos era Bergoglio.
De él participaron dirigentes políticos, organizaciones sociales y representantes de distintos credos, quienes contribuyeron a pacificar el país y acordaron una serie de medidas de carácter social para asistir a los millones de argentinos que habían caído en la pobreza como consecuencia de la crisis.
Duhalde, quien asumió la presidencia en enero de 2002, tomó algunas de esas propuestas durante su breve gestión.
"El momento era extremadamente difícil, Argentina estaba en llamas. Tuve el apoyo de todos", recordó Duhalde.
Una brusca devaluación del peso la semana pasada, sumada a los vaivenes de la política cambiaria y una inflación del 25 por ciento en el último año contribuyeron a agitar los peores fantasmas en las memoria de los argentinos.
Si bien opositores y analistas sostienen que el país está lejos de padecer la crisis de 2001-2002 advierten que ese será su destino inexorable si el gobierno no modifica el rumbo económico.
"No tiene que ver con la situación anterior. En Argentina está ganando el odio y eso es malo. Necesitamos que el gobierno reconozca los problemas", reflexionó Duhalde, quien dejó el cargo con altos niveles de aprobación que no se vieron reflejados con posterioridad cuando se postuló nuevamente a la presidencia en 2011.
"Estamos una situación en la que hay que bajar dos cambios y que la presidenta recapacite...Tenemos enormes problemas de gestión", añadió.
Duhalde, que entabló una relación cordial con Bergoglio durante su presidencia, aseguró que "los jesuitas son de inventar palabras y él tiene una: la cultura de encuentro. La idea de que la gente se reencuentre, que podamos dialogar, entendernos. De eso hablamos, también de juntarnos en Argentina".
Al margen de las preocupaciones como líder de la Iglesia Católica, Francisco no se ha desentendido del rumbo de Argentina. Durante su primer año en el Vaticano, el sumo pontífice manejó con la habilidad de un político de raza las relaciones con el gobierno y la oposición.
La primera audiencia oficial se la otorgó a la presidenta Fernández, con la que prácticamente no tenía diálogo antes de llegar a Papa, pero luego también recibió a dirigentes políticos, sindicalistas y empresarios que están en las antípodas del actual gobierno.
Todos coincidieron en destacar lo informado que está Francisco de la situación en Argentina, incluso altos funcionarios del gobierno ligados al clero católico admitieron en diálogos informales con periodistas que el papa tiene contacto frecuente con la mandataria argentina desde que en octubre fue intervenida quirúrgicamente por un hematoma en el cráneo.