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Policías y militares ocupan inmensa favela cerca del aeropuerto de Río de Janeiro

En el Complexo da Maré habitan 130.000 personas y es considerado uno de los mayores feudos del narcotráfico de esa ciudad brasileña.

30 de Marzo de 2014 | 09:36 | AFP
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Reuters

RIO DE JANEIRO.- Más de mil policías, apoyados por militares, ocuparon el domingo en 15 minutos y sin resistencia uno de los mayores feudos del narcotráfico de Río de Janeiro, el Complexo da Maré, a casi 70 días de que comience la Copa del Mundo en Brasil.

Poco antes del amanecer, un convoy de una decena de vehículos blindados de la Marina ingresó a este complejo de favelas con 130.000 habitantes, situado en una zona estratégica que atraviesa los accesos a la ciudad y la ruta al aeropuerto internacional.

La operación, seguida por decenas de periodistas, muchos extranjeros, tuvo aires de show mediático. Parte de las favelas ya eran controladas desde la semana anterior, cuando la policía arrestó a 57 personas e incautó droga y armas.

En una de las entradas al Maré, sobre avenida Brasil, unos diez policías del temido Batallón de Operaciones Especiales (Bope), armados hasta los dientes, se adentró lentamente por las callejuelas desiertas.

Luego fue el turno de un puñado de fusileros navales que se ubicaron en las intersecciones, con sus armas apuntando a las callejuelas de estas favelas consideradas entre las más peligrosas de la ciudad, donde facciones rivales de narcotraficantes hacen la ley desde hace décadas.

Dos personas fueron detenidas, y la policía encontró armas y drogas escondidas, indicó la prensa brasileña.

Un total de 1.180 policías militares trabajaron en la operación, apoyados por policías civiles, federales, de carreteras, 14 vehículos blindados de la Marina y fusileros navales, así como por helicópteros y aviones no tripulados, precisaron las autoridades.

Los principales puntos de las favelas del Maré fueron ocupadas en 15 minutos "sin hallar resistencia", se congratularon.


Ocupación "positiva"


"Yo creo que (la ocupación) está muy bien. El Estado debe estar presente en todos lados en Río. Ahora dependerá de los policías que se instalen aquí, porque algunos cometen abusos. Si comienzan a entrar en las casas de las personas como quieren, a poner su pie en mi puerta, habrá problemas", dijo Jorge, un camionero de 63 años que no quiere dar su apellido.

Nadie quiere decir una palabra sobre los narcos. Caminando por las favelas, se pueden encontrar hombres y mujeres esqueléticos, algunos excitados, otros totalmente desganados: son los adictos al crack.

Alberto Aleixo, de la ONG Red de Desarrollo de Maré y habitante de la favela hace 34 años, señaló que la ocupación es "positiva" ya que "las personas tienen derecho a la seguridad pública".

Pero estimó que esta operación contiene "un componente de publicidad" que es "innecesario" y recordó que el Bope viola los derechos de los habitantes al entrar a hogares sin orden judicial.

Tras la ocupación, el Ejército será el responsable de mantener el control de las favelas hasta la instalación de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), prevista para el segundo semestre.

La Presidenta Dilma Rousseff autorizó que los militares patrullen las calles del Maré hasta el 31 de julio, un período que puede ser prolongado.

La operación sirve de despedida a Sergio Cabral, el impopular gobernador de Río cuyo mayor logro ha sido la política de "pacificación" de la ciudad, y que tiene previsto dejar este lunes 31 el gobierno estatal en manos de su número dos, para ser candidato al Senado en las elecciones de octubre.

Desde 2008, con miras al Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos de 2016 en Río, las autoridades han ocupado decenas de favelas e instalado 38 UPP que vigilan 174 de estas barriadas pobres, con un personal de 9.500 oficiales.

Pero la violencia ha retornado a muchas favelas "pacificadas" en los últimos meses.

Ocho policías fueron asesinados en lo que va del año en ataques atribuidos al crimen organizado, incluidos cuatro miembros de las UPP.

La violencia afecta también a la población, que reclama servicios públicos tras las ocupaciones, y es cometida a veces por los propios policías, algunos acusados de torturar y matar en favelas "pacificadas".

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