MADRID.- El Congreso de los Diputados de España rechazó este martes, con una abrumadora mayoría del 85 por ciento de los representantes, el referéndum independentista que el gobierno de Cataluña fijó para el 9 de noviembre en la región del noreste del país y que aseguró que mantiene pese a la derrota parlamentaria.
"No concibo España sin Cataluña ni concibo a Cataluña fuera de España y fuera de Europa", manifestó el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, en uno de los debates parlamentarios más importantes en los 37 años de democracia, que se extendió durante casi siete horas hasta entrada la noche.
Tres diputados del Parlamento catalán solicitaron en nombre de la institución el traspaso a la región económicamente más fuerte de España de las competencias para la celebración legal de una consulta que el gobierno de Rajoy rechaza por inconstitucional.
"Queremos votar", dijeron los tres. "El pueblo de Cataluña no se ha metido en un callejón sin salida, se ha metido en un camino sin retorno", aseguró el representante de CiU, el partido del jefe del gobierno regional catalán, Artur Mas.
299 de los 350 diputados que tiene la cámara baja del Parlamento español se opusieron a ello. Junto al Partido Popular (PP) de Rajoy, que por sí mismo goza de una holgada mayoría absoluta, votaron el Partido Socialista (PSOE, el principal de la oposición) y la formación antinacionalista Unión, Progreso y Democracia (UPyD).
El gobierno de Cataluña aseguró sin embargo que mantiene el proceso secesionista que abierto la mayor crisis territorial de la España democrática.
No es "un punto y final" sino "un punto y aparte", dijo Mas en Barcelona. "A partir de aquí las instituciones catalanas buscarán la construcción de marcos legales para poder llevar a cabo esta consulta el 9 de noviembre y dar voz y voto al pueblo de Cataluña para que decida su futuro", aseguró.
Detrás de esa frase está su intención de que el Parlamento catalán apruebe una ley de consultas para dar amparo legal al referéndum.
Rajoy había insistido antes en que este es "radicalmente contrario a la Constitución". "No se puede acceder a lo que nos solicitan", añade.
Tras meses de crispación política en el choque de trenes que supone el proceso soberanista, usó un tono tranquilo pero tajante al rechazar la consulta en la región de siete millones de habitantes, donde la crisis económica hizo crecer el independentismo.
"No existen soberanías regionales ni se pueden crear, al menos con esta Constitución", dijo. La Carta Magna española de 1977 es la clave, el argumento que él y su gobierno han esgrimido en todo momento contra el desafío del jefe del Ejecutivo catalán.
Pero este martes, por primera vez, dejó la puerta abierta a modificarla como vía a una situación que ahora mismo parece un callejón sin salida. Y también como posible escape para Mas, un político que hasta hace poco no había mostrado aspiraciones secesionistas.
"Hay una puerta abierta de par en par para aquellos que no estén conformes con el actual estado de las cosas: iniciar los trámites para una reforma de la Constitución", dijo.
Con la mayoría absoluta que tiene el PP, podría tumbar toda reforma en el Parlamento.Una reforma constitucional de carácter federal que respete "la singularidad de Cataluña" y otras regiones, con una redistribución de competencias y unos principios básicos de un nuevo sistema de financiación regional fue la propuesta del líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que coincidió con Rajoy en que la convocatoria del referéndum es ilegal.
"Nada ni nadie puede convocar un referéndum sobre un tema que afecta al conjunto de los españoles", dijo. "No se puede preguntar a unos cuantos algo que atañe a todos. Eso no tiene cabida en la Constitución", dijo.
La cita de hoy en el Congreso de los Diputados español tenía un precedente: el de 2005, cuando el entonces jefe del gobierno regional del País Vasco, Juan José Ibarretxe, defendió un plan soberanista para la región del norte de España que también contemplaba una consulta a los ciudadanos vascos.
La derrota parlamentaria del plan no solo supuso el inicio de su final político, sino también el fin de ese proceso.
El caso catalán es distinto en este punto. Sobre todo teniendo en cuenta las declaraciones de Mas asegurando que no se trata de un punto y final, sino de un punto y aparte.