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Peregrinos de todo el mundo invaden Roma para asistir a canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II

El acceso a la plaza de San Pedro se abrirá a las 05:30 horas locales de mañana. Se pronostican lluvias.

26 de Abril de 2014 | 11:37 | DPA
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AP

CIUDAD DEL VATICANO.- "Es un acontecimiento único con cuatro papas", exclama emocionada una monja mexicana, que no cabe en sí de felicidad. El Papa Francisco y el Papa emérito Benedicto XVI elevarán mañana a los altares a sus predecesores Juan Pablo II y Juan XXIII.

Una ocasión única para ver en el altar instalado en la plaza de San Pedro a dos papas concelebrando la misa de canonización de otros dos pontífices. Ya se ha confirmado que el alemán Joseph Ratzinger, de 87 años, cooficiará la misa junto con el argentino Mario Bergoglio de 77 años.

Roma ya estaba hoy invadida por los cientos de miles de peregrinos que no han querido perderse lo que la prensa local ha denominado "el domingo de los papas" y que, según las autoridades municipales, atraerá a la ciudad a más de un millón de personas.

A las 12 de la mañana, la plaza de San Pedro ya era un hervidero de gente, con miles de personas que se acercaban a curiosear, como la hermana mexicana y sus siete compañeras de la orden Evangelizadora Eucarística de los Pobres, que viajaron expresamente a Italia para asistir a este acontecimiento.

"No vamos a dormir en toda la noche", dice esta religiosa sexagenaria, que siente que está cumpliendo uno de los sueños de su vida: venir a ver al Papa.

Se confiesa además una gran admiradora del polaco Karol Wojtyla (1920-2005). "Fue el Papa que conocimos", agrega en referencia a los casi 27 años que duró su pontificado. "Ha hecho mucho por México porque nos visitó muchas veces. Él dijo que México era un pedacito de Roma y amaba mucho a la Virgen de Guadalupe".

El fervor de las religiosas lo comparten también el matrimonio sevillano Ramón Lavave y Rocío Lena, que se paseaban esta mañana por la plaza de San Pedro con dos banderitas españolas a la espalda. "A mí todos los papas me gustan -dijo Ramón- pero sentimos una gran devoción por Juan Pablo II por muchas cosas que coincidieron con nuestro hijo. Hemos venido a agradecérselo".

Sus compatriotas Cristina, Sonsoles, Macarena y Mariana, cuatro madrileñas de entre 15 y 16 años, eran unas niñas cuando murió Wojtyla y a Juan XXIII (que estuvo cinco años al frente de la Iglesia) lo conocen por las clases de religión, pero viajaron 29 horas en autobús para acudir con los feligreses de su parroquia a la canonización.

Mañana se levantarán a las dos de la mañana para intentar conseguir un buen lugar en la ceremonia. El cansancio no ha borrado la ilusión de su rostro ni tampoco las ganas de llevarse un recuerdo de tan histórica jornada y antes de hacer la fila (de hasta tres horas de espera) para entrar en la Basílica de San Pedro, se lanzan a la compra de sourvenirs.

Son días muy importantes para los comercios de la zona. La propietaria del único quiosco de prensa frente a la plaza de San Pedro, Tiziana Trabalzini, ha enterrado a tres papas y ha visto el nombramiento de otros tres, pero también asegura que la de mañana es una jornada "emocionante y única".

"Con Juan Pablo II se sentía cómo atraía a los jóvenes. Luego con Benedicto XVI se frenó un poco y ahora de nuevo vuelve a haber mucha gente los domingos con el Papa Francisco", asegura esta mujer, que mañana a las cinco de la mañana abrirá el quiosco.

"Yo prefiero un Papa así", agrega Tiziana, que estos días ha mantenido los precios a pesar de que en la zona muchos comerciantes los han subido. En tiempos de crisis no se puede desperdiciar la posibilidad de hacer caja y hasta el Vaticano ha cobrado diez euros (13,83 dólares) como "aportación voluntaria" por una acreditación a los integrantes de la prensa. Por el momento no se han dado las cifras de periodistas acreditados, pero una de las trabajadoras en la oficina de acreditaciones habló de miles.

En la Vía de la Conciliazione, la avenida que conduce hasta la plaza de San Pedro, los vendedores ambulantes de bolsos de marca falsificados, pulseras u otros cachivaches han hecho su agosto estos días. Pero hoy la presencia reforzada de la policía les ha desplazado hasta otros lugares próximos.

En muchos lugares se vendían sobre todo recuerdos de Francisco y Juan Pablo II, pero menos de Juan XXII. Y es que son menos visibles los gestos de cariño hacia el que muchos -sobre todo italianos- conocen como "el Papa bueno". Se creía que Angelo Giuseppe Roncalli (1881-1963) iba a ser un papa de transición, pero acabó revolucionando la Iglesia Católica con el concilio Vaticano II.

La canonización de ambos papas, que según el alcalde de Roma, Ignazio Marino, costará siete millones de euros (casi diez millones de dólares) ha supuesto un despliegue de medios inaudito para acoger a los cientos de miles de fieles.

A las 05:30 de la mañana (03:30 GMT) se podrá acceder a la plaza, pero aquellos que no puedan acercarse podrán seguir la ceremonia -que por primera vez se retransmitirá en 3D- desde las diversas pantallas gigantes que se han instalado en los alrededores.

Los que tienen un lugar reservado de excepción son la veintena de jefes de Estado, entre ellos los reyes de España, que asisten a la ceremonia. Ellos, al igual que los peregrinos, estarán pendientes del cielo. El pronóstico meteorológico anuncia lluvias.

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