Manifestantes prorrusos se enfrentan a la policía, en un intento por liberar a quienes fueron detenidos el pasado 2 de mayo.
EFEODESA, Ucrania/MOSCÚ.- Tras la tragedia que dejó 46 muertos el viernes en Odesa, manifestantes prorrusos y la policía volvieron a enfrentarse hoy en esa ciudad portuaria ucraniana, mientras en el este del país continuó la "operación antiterrorista" del gobierno de Kiev, pese a las protestas de Rusia.
Tras una manifestación en la que participaron 2.000 opositores del gobierno de Kiev, activistas prorrusos asaltaron la sede local de las fuerzas de seguridad, informaron medios locales. Armados con bastones, la multitud rompió una puerta y exigió la puesta en libertad de sus compañeros detenidos.
La policía cedió a la presión y dejó en libertad a unos 30 presos arrestados tras los últimos enfrentamientos, según testigos. Unidades especiales hicieron retroceder después a los asaltantes, de acuerdo a testimonios.
El jefe de gobierno ucraniano, Arseni Yatseniuk, viajó hoy a la ciudad junto al Mar Negro donde en la noche del viernes 46 personas murieron y más de 200 resultaron heridas en un incendio provocado en medio de enfrentamientos entre leales a Kiev y separatistas. Activistas prorrusos que habían atacado una manifestación nacionalista se refugiaron en una casa sindical, y al parecer sus opositores le prendieron fuego.
Yatseniuk responsabilizó a Rusia por la tragedia y aseguró que se trató de "un ataque organizado al pueblo". "La intención de Rusia era repetir en Odesa lo que ocurre en el resto del país", aseguró. Yatseniuk acusó a los manifestantes prorrusos de haber "provocado" la violencia. "Encontraremos a todos los instigadores y organizadores", prometió.
Sin embargo, también responsabilizó en parte a las fuerzas de seguridad. Si la policía trabajase bien, la situación se habría calmado a tiempo, dijo, y anunció la destitución de toda la cúpula de las fuerzas de seguridad. Una comisión especial de la fiscalía general investigará lo ocurrido, informó el mandatario.
Los servicios secretos ucranianos, SBU, responsabilizan de la violencia a los colaboradores del destituido presidente Viktor Yanukovich. Según una portavoz del SBU, sobre todo el ex jefe de gobierno Serguei Arbusov organizó los enfrentamientos. Este rechazó hoy las acusaciones, que calificó de "cínicas e insolentes".
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad ucranianas continuaron hoy con su denominada "operación antiterrorista" contra los separatistas prorrusos en el este del país, avanzando con helicópteros y vehículos blindados.
En la ciudad de Lugansk murió al menos un separatista y otros dos resultaron heridos en un intercambio de disparos, informó hoy el ministro de Interior ucraniano, Arseni Avakov.
En Mariupol, en el sureste del país, las fuerzas gubernamentales iniciaron el asalto de un edificio gubernamental ocupado. "Nos han dado cinco minutos para salir del edificio antes de que abran fuego", explicó el portavoz separatista Mijail Krutko.
En Konstantinovka resultaron heridos varios miembros de las Fuerzas Armadas durante la lucha para recuperar una importante torre de televisión. "Los terroristas utilizan armas pesadas. Pero mantenemos la posición", explicó Avakov en referencia a los separatistas.
También se informó de disparos aislados en Kramatorsk y Slaviansk, donde el sábado fueron liberados los observadores militares de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) que estaba retenidos desde el 25 de abril.
"Seguiremos avanzando contra los extremistas y terroristas que ignoran las leyes y ponen en peligro la vida de los ciudadanos", afirmó Avakov.
Tras la liberación de los observadores de la OSCE, Moscú teme que Kiev inicie una gran ofensiva contra los separatistas del este de Ucrania, según dijo el sábado en una conversación telefónica el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, a su colega alemán, Frank-Walter Steinmeier.
Rusia exigió hoy a la OSCE y al Consejo de Europa una fuerte reacción a esa operación militar. El gobierno ucraniano dirige "una acción de castigo contra su propio pueblo" y Occidente calla, criticó el Ministerio de Exteriores ruso.
Moscú no puede creer que la OSCE no esté informada sobre el "derramamiento de sangre, los disparos de las tropas contra personas desarmadas", afirmó el Ministerio en un comunicado. En el texto, Rusia pide con insistencia a Occidente que "reaccione rápidamente ante los trágicos sucesos de Ucrania".
Mientras tanto, también el papa Francisco pidió hoy rezar por las víctimas de la violencia en Ucrania, en su oración semanal del domingo ante cientos de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro en El Vaticano. "Deseo invitarlos a confiar a la Virgen la situación en Ucrania, donde no cesan las tensiones. La situación es grave", dijo el líder de la Iglesia católica tras rezar con los peregrinos el Regina Coeli.