MANAGUA.- Un hombre acusado de violar y asesinar a una misionera estadounidense fue condenado hoy a 39 años y 6 meses de cárcel por el Juzgado Quinto Especializado en Violencia, de Managua.
"En total la pena a cumplir es de 39 años y seis meses de prisión, cada una de las penas se cumplirán de forma consecutiva e independiente, por haberse lesionado distintos bienes jurídicos", dijo la jueza Enriette Casco, al dictar sentencia.
No obstante, el condenado permanecerá un máximo de 30 años en la penitenciaría, ya que esa es el máximo periodo de encarcelamiento que permiten las leyes de Nicaragua.
Fernando Aburto, de 35 años de edad, fue encontrado culpable de los delitos de "feminicidio", violación y robo agravado contra la misionera estadounidense Karen Colclough, quien había sido reportada como desaparecida en abril pasado.
Aburto fue sentenciado a 26 años y seis meses de cárcel por "feminicidio", a 8 años por el delito de violación y a 5 años por robo agravado, para sumar 39 años y seis meses de prisión.
Aburto también deberá participar "obligatoriamente" en programas de orientación, atención y prevención, "con miras a modificar sus patrones socioculturales de conducta" y "alcanzar la eliminación de los prejuicios y prácticas consuetudinarias que estén basadas en la idea de superioridad sobre la mujer", según la condena.
Colclough, de 37 años de edad, y miembro de un equipo de voluntarios de la iglesia de Jackson Hole, de Wyoming (EE.UU.), se separó el 11 de abril pasado del grupo con el que se hospedaba, para hacer fotografías, abandonando el perímetro de seguridad de un hotel de playa, según el informe policial.
Cinco días después del reporte de desaparición, la embajada de Estados Unidos en Nicaragua informó de que Colclough fue encontrada muerta en una playa.
El informe oficial indicó que, cuando Colclough intentó retornar, la marea alta obstaculizó su paso, entonces Aburto se le acercó con la supuesta intención de ayudarla, pero en el camino se desvió, le arrebató la cámara, la golpeó y la asfixió provocándole la muerte.
La Policía nicaragüense dio con el principal sospechoso porque este vendió la cámara fotográfica a un vecino del lugar y, además, porque presentaba rasguños en sus brazos.
El suceso ocurrió en un centro turístico del pacífico de Nicaragua, ubicado en la comunidad de Montelimar, a 65 kilómetros al sur de Managua.