Dos hombres participan en un servicio religioso en una sinagoga en Estambul. Turquía alberga una de las comunidades más numerosas de sefardíes en el mundo.
EFE (archivo)MIAMI.- Cinco siglos de "exilio" parecen llegar hoy a su fin desde la perspectiva de personas de herencia sefardí que se ven atraídas por la iniciativa del Gobierno español de ofrecer la nacionalidad a los descendientes de los judíos expulsados por orden de los Reyes Católicos, casi al tiempo que Cristóbal Colón descubría América.
Madrid propuso en junio pasado un proyecto para conceder la nacionalidad a los lejanos descendientes de quienes dejaron entonces sus hogares, con el fin de corregir un error del pasado y honrar la lealtad de comunidades que "no tienen rencor alguno" contra el país que los había olvidado.
De acuerdo con previsiones del Ejecutivo hispano, la iniciativa será aprobada con facilidad en el Legislativo.
Organizaciones internacionales calculan que hoy existen tres millones de judíos de origen español en el mundo. Su nombre se deriva de Sefarad, palabra que en hebreo define a España.
El Gobierno hispano prevé que la mayoría de las nuevas solicitudes provendrán de Israel, donde ya hoy muchas personas hacen fila cotidianamente fuera de la embajada y consulados españoles en busca de más información.
También espera consultas desde Turquía y Venezuela, que poseen grandes comunidades sefardíes.
Muchos judíos de este origen residentes en Miami y Nueva York han solicitado aclaraciones a organizaciones como la Comisión Judía de Estados Unidos, a la que el gobierno español consultó durante la elaboración de la iniciativa.
"Hay mucho interés", confirmó Dina Siegel Vann, directora del Instituto Latino y Latinoamericano de la comisión.
Para muchos judíos sefardíes en Estados Unidos, el atractivo de la ciudadanía española es principalmente simbólica, aunque les daría acceso a residencia y trabajos en toda la Unión Europea, aseveró.
"Amo a España"
Uno de los posibles beneficiados, Elías Barrocas, creció en Estados Unidos con la idea de que España fue su casa ancestral. Ahora aguarda con expectación el regreso a su "patria originaria".
Sus padres le enseñaron el ladino, el idioma de las comunidades expulsadas que está basado en el español antiguo y que todavía sobrevive en distintos lugares del Medio Oriente. Él mismo solía cantar composiciones en esa lengua y observa tradiciones conservadas por generaciones.
Según Barrocas y muchos otros judíos estadounidenses de ascendencia española, jamás se ha roto el vínculo emocional de ellos con la España de sus antepasados.
Hoy de 63 años de edad, solo ha visitado una vez la patria de sus antepasados, en 1982. Ahora cree que un pasaporte español haría oficial su ligazón hacia ella.
"Amo a España porque ahí están mis raíces", aseguró Barrocas, quien reside en Miami.