El fallecido fiscal Alberto Nisman.
ReutersBUENOS AIRES.- Las últimas horas del fallecido fiscal argentino Alberto Nisman, quien acusó a la Presidenta de su país, Cristina Fernández de Kirchner de favorecer un arreglo con Irán para dejar sin responsables del ataque a la sede de la AMIA en 1994, fueron "de preocupación y ansiedad".
Así lo señala hoy el diario La Nación de Argentina, que agrega que el fallecido persecutor "estaba seguro de sus hallazgos" y que preparaba su presentación de los antecedentes del caso ante el Congreso, que ocurriría en la tarde de ayer.
De acuerdo a la publicación Nisman también estaba preocupado porque trascendieran a los medios de comunicación los antecedentes que tenía en contra de la Mandataria y del canciller Néstor Timerman, e incluso había solicitado que la sesión en el parlamento fuera reservada.
Durante la semana pasada el abogado de 51 años dijo a un amigo que tenía las sospechas de que "me están preparando algo", dándole a entender que se trataba de algo de su trabajo en el caso.
Además, envió un largo mensaje de WhatsApp a sus cercanos, en el que pedía no responderlo y explica que debió regresar antes de su viaje a España con una de sus hijas que cumpliría 15 años este mes.
"Imaginarán lo que eso significa. Pero a veces en la vida los momentos no se eligen. Simplemente las cosas suceden. Y eso es por algo. Esto que voy a hacer ahora igual iba a ocurrir. Ya estaba decidido. Hace tiempo que me vengo preparando para esto, pero no lo imaginaba tan pronto. Sería largo de explicar ahora", sostuvo.
El mensaje agrega que "como ustedes ya saben, las cosas suceden y punto. Así es la vida. Lo demás es alegórico. Algunos sabrán ya de qué estoy hablando, otros algo imaginarán y otros no tendrán ni idea... Hasta dentro de un rato. Me juego mucho en esto. Todo, diría. Pero siempre tomé decisiones. Y hoy no va a ser la excepción. Y lo hago convencido. Sé que no va a ser fácil, todo lo contrario. Pero más temprano que tarde la verdad triunfa".
Junto con dar entrevistas a varios medios de comunicación, Nisman apuró a sus colaboradores con el fin de tener todo listo para su visita al Congreso el lunes.
El viernes pasado almorzó en Puerto Madero. Según el matutino comió sushi, eligió una mesa escondida "y su celular no paraba de sonar", tras lo cual se fue a su fiscalía a trabajar.
Según quienes lo vieron ese día, el persecutor "no estaba angustiado, sino entusiasmado y seguro de su investigación".
El sábado trabajó por teléfono con sus subordinados en la presentación que haría ante los parlamentarios.
De acuerdo a la publicación, "el domingo a la tarde su celular sonaba sin que nadie lo atendiera, seguía recibiendo mensajes de WhatsApp, pero ya nadie los respondía".