LONDRES.- Ya contestó cientos de veces la misma pregunta, pero de todas maneras sigue siendo amable. Christopher Lee es un caballero de origen aristocrático, casi como aquel conde al que ahora ya no le gusta recordar tanto. El hombre que encarnó a Drácula en los 60 no puede entender por qué la versión cinematográfica de “El señor de los anillos” es comparada constantemente con “Harry Potter”.
“No, no veo ninguna competencia. Se trata de dos películas completamentes distintas”, afirma el actor de 79 años. “’Harry Potter’ es una película infantil. ’El señor de los anillos’ no es para niños, es demasiado cruel”.
Pronto habrá posibilidad de comprobar si esta afirmación es cierta. “El señor de los anillos” celebra su estreno mundial esta noche en Londres, y el 19 de diciembre llega a los cines de gran parte del mundo.
El aprendiz de mago Harry Potter, creado por J.K. Rowling, tiene fans, “El señor de los anillos” de J.R.R. Tolkien tiene discípulos. “Bilbo vive”, “Frodo es Dios” y “Gandalf for president” son los lemas de los “tolkienistas”, que en Kazajstán son perseguidos incluso como secta.
Christopher Lee mismo es un admirador de Tolkien de la primera hora. Ya el año en que se editó el libro, 1954, se compró el primer tomo, “La comunidad del anillo”.
“Siempre fue mi sueño participar en una versión cinematográfica”, dijo. Y lo consiguió. En el film que ahora llega a las pantallas, Lee encarna el malvado mago Saruman, uno de los papeles principales en torno al hobbit Frodo, que debe destruir un anillo mágico que está causando desgracias.
De los alrededor de 2.000 integrantes del equipo de filmación, Lee fue el único que conoció al maestro personalmente. Una vez se encontró con Tolkien en el bar preferido de éste en Oxford, más o menos en la misma época en la que el neocelandés Peter Jackson leía el libro en un viaje en tren de doce horas.
“Mi primer pensamiento fue: ’Ojalá alguien haga una película con esto’. Esperé veinte años, pero la película no llegaba. Entonces me decidí a hacerla yo”, recuerda el cineasta.
Hasta hoy no está claro cómo hizo el director para convencer a la productora Warner Brothers de aceptar sus condiciones. Insistió en hacer las tres partes al mismo tiempo y, además, lejos de Hollywood, en su patria neocelandesa, y con un presupuesto de casi 300 millones de dólares.
La aislada Nueva Zelanda, con sus paisajes tan diversos, es para Jackson “una versión surrealista de Europa” y por lo tanto el escenario perfecto para el reino de Tierra Media.
Jackson no quería de ninguna manera diseñar paisajes fantásticos por computadora, como se hizo en parte para “La guerra de las galaxias”. Quería barro verdadero, montañas reales.
“Trabajé en el proyecto como si Tierra Media fuera algo histórico, como si estuviera a punto de rodar un film histórico”. Y es que Tolkien, a pesar de tantos elfos, dragones y magos, veía a Tierra Media como la Inglaterra de hace siete mil años.
El trabajo durante los 18 meses de rodaje fue enorme. Tuvieron que ser construidos treinta kilómetros de calles en un recinto cerrado y se reunieron 6.000 caballos. Del ejército neocelandés, Jackson pidió prestado todo un batallón para las escenas de lucha.
Y sólo para los hobbits tuvieron que fabricarse más de 1.800 pies de látex. Los pies grandes y peludos son la seña de identidad de estos duendes de sólo un metro de altura.
Los actores tuvieron que afeitarse sus propios pies de manera de que no quedaran pelos en el pegamento de las prótesis. “Ahora mis pies están arruinados, llenos de cicatrices y totalmente peludos”, se lamentaba Dominic Monaghan, de 24 años, que interpreta al hobbit Merry.
Los codiciados papeles principales fueron a parar a manos de Elijah Wood, de veinte años, que encarna al hobbit Frodo Baggins, y el actor inglés Ian McKellen, que interpreta al mago Gandalf.
Para McKellen, la película simplemente es un cuento para adultos. “Tolkien quería crear un mito”, dice el actor de 69 años. “Y quién sabe, quizá una historia sobre un grupo multicultural, que se pone en macrha para vencer al mal en el mundo, es en este momento justo lo que necesitamos”.