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Audición y Clase Maestra 16/4/2004

17 de Abril de 2004 | 18:05 |
Audición y Clase Maestra

Daniel Quiroga 16/4/2004

La Temporada de Música de Cámara que ofrece la Sinfónica de Chile en el Teatro de la Universidad dejó espacio para un tercer encuentro con una sobresaliente pianista alemana. Formada en Conservatorios de su país, Beatrice Berthold mantiene un permanente estudio del repertorio pianístico latinoamericano, como ya lo demostró en dos recitales anteriores. Esta vez, Beatrice ocupó la tercera fecha del ciclo dedicado a música de Cámara, con un programa que incluía obras de Ginastera y Villa-Lobos; vale decir, Argentina y Brasil, junto a Mozart, Balakirev, Granados y Rachmaninov.

La pianista se ha destacado en sus presentaciones anteriores por la limpidez y seguridad de su mecanismo y el dominio estilístico con que trata especialmente la música latinoamericana. Esta vez abrió su programa con un Allegro de Concierto, del Español Enrique Granados (1887-1916), destacado compositor, pianista y director de orquesta, cuya producción orquestal, pianística y de ópera abrió amplio campo a la música de España. Con respecto al enlace de virtuosidad y colorido hispano, la ejecutante logró lucir el Allegro de Concierto, con pleno éxito ante el auditorio. Lo mismo puede decirse de su entrega llena de vida en Tres Danzas Argentinas de Ginastera y la Bachiana Brasileira N°4, del prolífico Villa-Lobos, que ganaron cálida ovación del auditorio, al ofrecer no sólo el color nacional sino el exigente juego rítmico de tales autores, con plenitud expresiva.

Ciertamente, la carrera y formación europea de esta pianista, comprendió también el estudio con maestros rusos, por lo cual Beatrice Berthold ha aumentado su repertorio con autores de fuerte virtuosismo y carácter como Mily Balakirev, cuyo “Islamey” luce escalas orientales y ritmos exóticos que el compositor (1832-1910) llevó con éxito al “Grupo de los Cinco” y a la música de Occidente. La que llamó “Fantasía Oriental” es sin duda una prueba de alto rango para todo concertista de piano y ello impulsó una ovación entusiasta del auditorio.

El programa realizado con plena seguridad, debía incluir en su segunda parte las “Nueve Variaciones sobre un minué de Duport” de W.A. Mozart y finalmente La Sonata N°2 de Sergei Rachmaninov. Entonces ocurrió lo inesperado: se hizo presente al auditorio el maestro David del Pino, quien explicó que la pianista fue recomendada por su médico para poner término a la presentación, debido al resfrío que le afectó con alta temperatura. Nadie habría podido deducir esto con el derroche de energía y seguridad técnica ofrecido. Sucede que la tradición europea forma artistas, pero también enseña a cuidar la salud con límites estrictos, ante el auditorio. Beatrice no debió desafiar la opinión médica, pero lo hizo, por respeto al público y al programa. Se transó finalmente en permitirle tocar la Sonata Op.36 de Sergei Rachmaninoff, y así, con el aplauso del público, especialmente juvenil, Beatrice Perthold cerró un exigente programa que reunió música, virtuosismo y sentido de responsabilidad profesional.
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