Un registro tan estremecedor como "Universal Mother" (1994) necesitaba una dosis fuerte de emoción para seguir la saga con dignidad. Y la irlandesa, mezclando desgarros y coqueteos rítmicos, fusionando barullo de niños con denuncias en tono hip-hop, es capaz de dar forma a un álbum tan variado en atmósferas como en sus temáticas. Otro buen disco de una mujer con algo que decir.
Pablo Márquez