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Paisaje valdiviano en movimiento

Este trío rockero e instrumental de Valdivia acaba de publicar su primer disco, Tripolar, y aquí habla de cómo la música puede retratar un entorno natural. Y de cómo un terremoto hace mirar ese mismo entorno con otros ojos.

09 de Marzo de 2010 | 13:58 |
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Miguel Araya y Javier Guerrero (guitarras) y Nicolás Flores (batería) son Tripolar.

Foto: Carolina Somoza / Dollpain.

Son de Valdivia, capital de la flamante Región de los Ríos que en estos días siguientes al terremoto y al maremoto ha quedado literalmente más al sur de la tragedia. Pero nadie queda ajeno a un movimiento de ese calado y tampoco lo hace Tripolar, un trío de música rock instrumental cuya música tiene además un lazo con el paisaje sureño.

Esa música está desde fines del año pasado prensada por primera vez en un disco de larga duración. Ya habían editado dos canciones en 2007 y 2008 por el sello Discos Tue-Tue, fundado en 2007 en Niebla por el músico sureño Iván Molina. Pero ahora en Tripolar (2009) está ampliado el repertorio que Javier Guerrero y Miguel Araya (guitarras) y Nicolás Flores (batería) han venido tocando desde sus inicios en 2006.

-La salida del disco es una tarea que teníamos pendiente desde el 2007. Por eso este verano 2010 nos pusimos las pilas con los conciertos e hicimos una gira de promoción fuera de Valdivia. Siempre es bueno conocer nueva gente y tocar en otros lugares -explica Guerrero. Así los sorprendió en parte el terremoto también. Uno de ellos, el baterista Nicolás Flores, lo pasó mientras tocaba con un grupo de amigos en un bar de Valdivia. Pero Javier Guerrero viajaba en un bus camino a Santiago y el sismo lo encontró a la altura de Chillán. Cuatro días le tomó volver a su ciudad natal.

-¿La música de Tripolar tiene que ver harto con el entorno del grupo, hay una sensibilidad especial por esos lugares?
-Estoy de acuerdo -dice Miguel Araya, el otro guitarrista-. Acá las lluvias son interminables, esto hace que no puedas salir mucho de tu casa y tengas que quedarte viendo el agua correr por las ventanas con tu guitarra en los brazos.

-Creo que sí, pero no tanto como mis compañeros de banda -matiza Nicolás Flores, el baterista-. Yo lo veo más como reflejo de un paisaje interior, que puede estar perfectamente afectado en parte por el paisaje valdiviano: bosque, ciudad y gente.

-Sí, influye mucho -concuerda Guerrero-, los paisajes nublados, el bosque valdiviano, el clima. Nótese que nuestra latitud es similar a los países nórdicos, que fueron la cuna del post-rock. En algo debe afectar el clima. Pienso que estar rodeado por un entorno natural nos lleva a dibujar esos paisajes con la música. Por lo menos para mí los paisajes nublados son una gran influencia en las texturas y construcción de melodías.

-¿Qué tanto cambia de golpe ese paisaje, el geográfico y el humano, con un terremoto como el que hubo? ¿Hay una sensación de pérdida, de transformación?
Araya:
Afortunadamente nuestro paisaje físico no cambió en absoluto, pero nuestro paisaje sensitivo sí. Ahora pienso diferente, valoro más las cosas simples, de un rato para otro mucha gente se quedó sin las sonrisas de sus seres queridos, algo simple pero esencial.
Flores: Uno nunca sabe a qué nivel nos puede afectar lo ocurrido, se verá en las composiciones a futuro. Sí pensé mucho en el tema "Fragmentos" después del terremoto, lo siento muy relacionado con lo que ha ocurrido estos días. Se muestra triste al comienzo, pero a medida que avanza da imágenes de esperanza, de buen ánimo, libera mucha energía al final. Como si transmitiera lo sucedido con el terremoto.
Guerrero: Queda una sensación de desolación y de vulnerabilidad ante la naturaleza, pero llega un punto en que ya basta de contemplar destrucción y es necesario volver a las cosas habituales, a nuestro orden, a nuestro día a día. Ahí es cuando dejas de ver las crudas noticias y vas retomando tu vida, donde están las cosas agradables que haces con tu gente. Acá en Valdivia no veo gran cambio la verdad, fue como una pausa, o como un golpe, pero que se sanó rapido, porque no fue tan fuerte como más al norte.

Música para escuchar caminando

Segundos más o menos, siempre han sido veintiuno los minutos que dura la canción más larga de este grupo. Se llama "Musa" y tal como está ahora al final del disco ya estaba al comienzo de su carrera, presente en sus actuaciones hacia 2006. Canción es una forma de decir: en rigor nadie canta en Tripolar, un trío que a veces se amplifica a cuarteto y que toca música instrumental.

–"Es como Pink Floyd del principio, cuando eran pura improvisación", explicaba Iván Molina al hablar del grupo en 2007. ¿Estaban de acuerdo?
Guerrero:
Mmmh, sí, o como Los Jaivas cuando partieron. Creo que es la mejor forma de armar un grupo, pues es bastante rápido, eficiente y emocionante crear una identidad, ahí está una gran fuerza necesaria para empezar cualquier proyecto.
Araya: Cuando comencé a tocar con Tripolar no conocía mucho a Pink Floyd. Nicolás (Flores, el baterista) me pasó los primeros discos y aluciné con los sonidos. Me di cuenta de que nuestra manera de hacer música se basaba en improvisar, tocar horas hasta que saliera algo que nos gustara, y Pink Floyd tiene algo de eso. Aún así es una comparación que me sorprendió.

–En el blog que tenían en ese tiempo, en 2007, recordaban que esa canción tenía nerviosa a la animadora de un concurso de "bandas emergentes", porque no terminaba nunca.
Araya:
Sí, fue divertida esa fecha. Creo que nos dijeron que tocáramos un par de canciones y elegimos las más largas, de veinte minutos, entre ellas "Musa". Y cada vez que la organizadora pensaba que íbamos a terminar se subía al escenario y nosotros seguíamos tocando. Nos fue bien, quedamos en segundo lugar entre varias bandas, pero ella nos odió.
Guerrero: Ésa canción se fue creando por partes. Al final quedó de veintiún minutos y pasa por muchos estados. He escrito harto sobre eso, sobre los paisajes o historias que se ven en el tema, y como no tiene letra es mucho más libre la interpretación.

De hecho lo que escribe Guerrero en el mencionado blog a propósito de esa composición incluye fragmentos como "Se aproxima una tormenta. Gotas de miedo chispean. Pasos monstruoso se acercan. Gigante de piedra… un segundo… samurai rompiendo todo a la velocidad del sonido. Cortando la piedra con su espada curva. Comienza la batalla. Nube oscura. Hordas de guerreros batallando, luchando en cámara lenta. Lucha épica. Duele. Temblor. Se abre una grieta en el piso… todo se congela".

–Ese relato parece el argumento de una leyenda, de una ópera rock, de un disco progresivo, una odisea. ¿Les interesan esos formatos?
Guerrero:
Yo pienso que la música describe paisajes, colores, formas e historias. Por eso me es inevitable pensar en esos términos, pues son cosas que me vienen a la mente cuando la música pasa por nuestros oidos, los circuitos de los amplificadores y nuestros cuerpos.

Punucapa, Lanco y Osorno son algunas de las ciudades y localidades de la misma región que Tripolar recorrió en vivo este verano, mientras al mismo tiempo su disco está libre para ser "bajado" desde su sitio en Internet. "Pueden descargarlo gratuitamente en varios formatos y además comprar el disco físico", invita Miguel Araya. "Ofrecer el disco y que la persona pague lo que quiera por la descarga es algo que se debió hacer hace mucho. Nunca compraría un disco si haberlo escuchado entero, sin haberlo escuchado caminando".

Una vez ha estado en grupo en Santiago, para el lanzamiento de su segundo single, en 2008. Por ahora destinarán el primer semestre a terminar sus estudios universitarios. "Estamos dedicados a crear nuevos temas, algo que nos apasiona harto", dice Guerrero. "Será un primer semestre de creación y búsqueda de nuevas maneras de transmitir lo que sentimos", agrega Araya, pero un regreso a la capital está en los planes, concluye Nicolás Flores. " Lo ideal sería planificar algo para el segundo semestre, felices iríamos a Santiago nuevamente".

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