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Black Eyed Peas trajo su colorida fiesta futurista a La Florida

Entre pantallas gigantes, plataformas y vestuarios cibernéticos, el cuarteto ofreció un espectáculo de energía desbordante, en el que el extravío de la música era posible y permitido.

12 de Noviembre de 2010 | 01:34 | Por Sebastián Cerda, Emol
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Harold Castillo, El Mercurio

SANTIAGO.- Es otra dimensión. Un viaje futurista a un lugar de luces y metales. Un verdadero mundo de fantasía cibernética. Todo eso es lo que arman los Black Eyed Peas en su actual gira, con la que esta noche arribaron a Chile por segunda vez desde 2006, ahora en el Estadio Bicentenario de La Florida.


Todo brilla en este espacio, donde Fergie, Will.i.am, Taboo y apl.de.ap hacen de las suyas teniendo siempre en la mira al público. En ese enfoque, el énfasis del cuarteto no está tanto en cantar, sino en entretener, hasta configurar un show que con toda propiedad puede llamarse espectáculo.


Así queda claro desde un comienzo, cuando uno a uno emergen desde elevadores los integrantes, para que la banda y el trascendental DJ den el inicio con "Let's get started". Ya entonces, y sobre todo en la continuación con "Rock that body", se nota cuáles son las preocupaciones centrales: Las voces no siempre van al tiempo, los desfases están a la orden, pero el ánimo nunca decae.


De esa forma —y entre enormes pantallas gigantes que adornaban hasta las tarimas— se sucedieron temas tan infalibles como "Don't phunk with my heart" y "My humps", en los que Fergie hizo gala de toda su felina sensualidad, así como de su madera de estrella (y de solista), que lució definitivamente en su segmento propio con "Big girls don't cry".


Exactamente lo contrario ocurrió con Will.i.am, quien desperdició su tiempo personal en un innecesario discjockeo, con cortes de Nirvana y Eurythmics, entre otros que el público igualmente festejó, sumido en ánimo de celebración.


Lo bueno es que aún había noche para enmendar la falta, y es lo que el cuarteto pudo hacer con temas como "Where is the love?", fiel exponente de la cruza entre hip hop y R&B que les dio fama.


Para el cierre quedó ese verdadero himno de la épica fiestera que es "I gotta feeling", en una versión estirada que nuevamente los tuvo paseándose por la pasarela que separaba a los "vip" de los "golden", bailando para cuanta cámara o celular los enfocara y hasta firmando poleras.


Así, entonces, se dieron hoy los equilibrios. Completando por un lado lo que faltaba por otro, para nunca desviar la maquinaria de su fin último: Sumergir a los espectadores en algo que, más que un concierto, es una experiencia, en la que los estímulos sensoriales no están supeditados a los éxitos musicales, sino en un mismo nivel.

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