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Lightning bolt

El grupo de Eddie Vedder cita sus mejores armas para construir un disco a la altura de las expectativas.

11 de Octubre de 2013 | 17:37 |
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Es cierto que sin ser un gran álbum, al menos no en la medida que lo fue Pearl Jam (2006), el disco de 2009 del quinteto de Seattle, Backspacer, logró defenderse bien de las críticas al matizar sus temas apurados, en clave punk, con la sonoridad propia que ha construido el grupo a lo largo de su historia. El gran problema de ese registro fue que, en cierta medida, las canciones parecían proyectos inconclusos, forzados dentro de esa estética más acelerada que quiso imponerse a sí misma la banda —en particular Eddie Vedder—, lo que a la postre quitó un elemento de peso que se encuentra presente en toda la discografía de Pearl Jam: El desarrollo del tema, la facultad que tienen sus canciones para crecer luego de una nueva escucha. Con Backspacer, en particular, esa sensación parecía extraviada en pos de la inmediatez.

Puede que las largas giras —este año los de Seattle hicieron uno de sus mejores conciertos en Chile, en el último Lollapalooza— y la aparición del documental PJ20 (2011) hayan sido fundamentales para lo que se escucha en Lightning Bolt, la reciente entrega de Vedder, Ament, Gossard, McCready y Cameron. A lo mejor el hecho de que éste sea el primer registro de la banda bajo su propio sello, Monkeywrench Records, marque en algo el sonido del trabajo. O quizás no. Tal vez, como muchos de los asuntos que conciernen a este lenguaje, todo fue un tema de tiempos, descansos, espacios y re-encontrar los viejos lugares. Porque desde el instante en que aparece “Getaway”, tema que da inicio a este nuevo trabajo, de inmediato aparecen los sonidos que firman la estampa de la banda, con ese hard rock heredero de la mejor tradición de The Who, por ejemplo. De hecho, hubiese sido mucho mejor sencillo que “Mind your manners”, tema que engaña y deja la incertidumbre en torno a si volvemos a ese intento de retomar la estética punk que, salvo ocasiones, no le calza muy bien al grupo.

Por suerte, él paréntesis que impone “Mind your manners” se ve superado por uno de los temas más interesantes del disco, “My father’s son”, al que sigue “Sirens”. Y de ahí en más, lo que aparece es el clásico sonido de Vedder y compañía. Lo interesante es que si bien es “Sirens” la que marca el paso a seguir, que aparezcan cortes como la mencionada “My father’s son” provocando un quiebre, o las más intensas “Lightning bolt” (que nuevamente vuelve al pasado del grupo) y “Swallowed whole” (con esos guiños a R.E.M. que ya se le extrañaban a los de Seattle), hacen de este registro uno mucho más variado y completo. Tanto así, que experimentos más oscuros como “Pendulum” hallan también su espacio dentro de Lightning bolt.

Pero son los “clásicos de siempre” los que comandan a este registro. Uno de ellos es, indudablemente, “Sirens”. Pero en este grupo también entran “Yellow moon”, “Let the records play” y el cierre del álbum, “Future days”, que son nostalgia pura, mas no un ejercicio facilista. Para atajos, está claro que Pearl Jam no está, aún cuando en Lightning bolt hayan revisado bien en su catálogo para sacar su mejor versión, esa que crea canciones que crecen y crecen a medida que se escuchan y terminan formando parte de uno. Claramente, la última producción de Vedder y compañía entra en esa categoría de álbum.

Felipe Kraljevich M.

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