Un lugar en el centro donde la gente marcha y donde tiempo atrás cayeron bombas. Dicho de tal forma, con esas tres coordenadas, un punto así puede ser rastreable en más de alguna ciudad de los tiempos que corren, en el país, el continente o el planeta. Pero cantado con esas palabras en una de las melodías del nuevo disco de Matorral, encontrarse en el centro donde la gente marcha y donde tiempo atrás cayeron bombas aparece como una invitación más abstracta y abiertao al mismo tiempo.
De lugares, referencias y reflexiones así, implícitos y universales a la vez, está hecho ese trabajo, desde su título, Remoto control, hasta los diversos asuntos que cuestiona en su música esta banda chilena de rock. Dos de esas cuestiones están incluidas en esa última frase, sin ir más lejos. Una, sobre si ésta es una banda de rock, sea lo que eso signifique, y otra, sobre si la única forma de cuestionar algo en una canción sea con un mensaje en la letra. O si en cambio la música en sí misma tiene también algo que decir.
Matorral hoy son Felipe Cadenasso (voz, guitarra y teclados), Gonzalo Planet (voz y bajo), Antonio del Favero (guitarra) e Ítalo Arauz (batería) y tienen mucho que decir al respecto. Los dos primeros son integrantes tempranos del grupo, iniciado en 2000, y los dos últimos llegaron en 2012, luego de todos los años en los que Matorral funcionó como trío entre Cadenasso, Planet y los sucesivos bateristas Iván Molina y Esteban Espinosa. Y es un recorrido documentado en los cinco discos que van desde Antejardín (2003), Voces del rincón (2003), ¿Conoce ud. a Matorral? (2004) y el doble Resonancia en la zona central (2007) hasta Remoto control (2013), aunque nunca antes en esa historia el grupo había reformulado su propuesta como acaba de hacerlo en las nuevas canciones.
Por más de una década Matorral se hizo escuchar en los referidos discos pero sobre todo en vivo como uno de los nombres más electrizantes en los circuitos del rock independiente del que ha sido parte. Rasgos iniciales del grupo eran la dinámica directa y urgente de un trío rockero, sin artificios, y ciertas influencias del rock chileno temprano de los años '60 y '70 que les valieron una distintiva credencial de folk rock entre sus pares. Pero si por años Matorral fue expansión, masa y alto voltaje, desde Remoto control se trata de contención, pausa y silencio. Y en el giro tiene tanto que ver la evolución que venía incubada por Cadenasso y Planet como la llegada de Del Favero y Arauz. Los de antes y los de ahora.
Ese tipo de sonoridades un poco más piola
Fue el 27 de octubre de 2012 el estreno de la actual formación de Matorral, en un concierto en la Sala Master, el auditorio de la Radio Universidad de Chile en la capital. Para Ítalo Arauz, hombre nacido en Curacaví, estudiante de percusión clásica en Valparaíso y hoy instalado en Santiago, era un día importante en parte por los recuerdos que había acumulado de Matorral en los años previos, a partir de cierta noche de 2003 ó 2004, según cuenta.
-Estaba en un festival de bandas en el Cine Arte Alameda, y de repente dicen "Ahora, Matorral". Y me encantó el nombre. Yo estaba tratando de meterme en el circuito del jazz, no conocía a nadie, y siempre me ha gustado el soul, el rock. Y me acerqué. "Ésta es la banda en donde me gustaría tocar". Así de claro. Y ahora estar en Matorral para mí es lo máximo.
A su vez Del Favero ha descrito un rumbo propio hacia el cuarteto. En 2010 había llegado a la banda del cantante Leo Quinteros. En 2012 se hizo cargo de la guitarra en Cadenasso, la banda paralela que encabeza Felipe Cadenasso y con la que ha grabado los discos El movimiento (2009) y Un ejercicio (2013). Y casi en paralelo llegó a Matorral. El concierto de estreno en 2012 iba a ser además el primer anticipo de Remoto control, el disco publicado al año siguiente.
-Ya estábamos apostando a un tipo de sonido particular, de bajar los decibeles y usar una delicadeza que no se acostumbra en un show -recuerda Del Favero sobre esa primera fecha-. Los decibeles ayudan a cubrir muchas cosas, es una masa sonora en la que te puedes equivocar y las secuencias se pueden cruzar. Pero pensamos ese show con una sutileza particular, que nos obligaba a estar súper finos en la ejecución. Para mí fue el inicio de esta búsqueda.
-¿Es una opción que exige más control?
-Y lo hace entretenido también. Hay cierto riesgo en cada show, porque es un formato que nos hace interactuar mucho más como banda, a escucharnos más entre nosotros, a que haya un diálogo más fluido, versus el sonido ruidoso de una guitarra, en la que cada uno se destaca, no importa mucho qué pasa con el del lado.
Menos de dos meses después el grupo empezó a grabar Remoto control, en enero de 2013, según recuerda Planet. "Y ya ahí la instrucción entre nosotros era eso", continúa Del Favero: "tocar muy despacio, recuperar la nobleza de los sonidos de la batería sobre todo, que se sienta el parche (del tambor), que se sienta lo que está pasando".
La intención de ese cambio venía tiempo antes de la llegada de los músicos nuevos, pero en la práctica la actividad en vivo del trío había bajado a razón de dos shows anuales por promedio al año, según reconstituyen entre todos. La primera actuación de 2012 fue el citado reestreno de octubre, y luego hubo un concierto para Rockaxis TV. Y en 2011 la única aparición en vivo fue en el festival solidario organizado el 31 de enero tras un incendio que destruyó la casa donde vivía el bajista en Santiago.
-Entonces Matorral estaba bien detenido -concluye Planet, al mismo tiempo que tanto el cantante como el bajista estaban dedicados a tocar como parte de Cadenasso.
-¿Cuál habrá sido la razón de no haber actuado tanto?
Cadenasso: Como que no tenía mucho sentido, la verdad. Veníamos mucho rato tocando lo mismo, no había tiempo de trabajar detalles, sabíamos que Esteban (Espinosa) no podía ser el baterista del siguiente disco, por ejemplo, porque tenía muy poco tiempo en la sala de ensayo.
-¿Para ustedes dos, los integrantes anteriores, fue igual de determinante ese primer concierto con la alineación nueva? ¿Cómo lo recuerdan?
Planet: Para nosotros la entrada de ellos (Del Favero y Arauz) fue increíble, pero con Felipe (Cadenasso) no teníamos una especie de ansiedad. Si habíamos pasado como dos años sin tocar, pensábamos, en un momento llegará a coincidir todo.
Cadenasso: Claro. Si no hubiésemos estado haciendo música habríamos estado colapsados, pero para nosotros por ejemplo es difícil separar las cosas, porque tocar El movimiento (el primer disco de Cadenasso, de 2009) ya nos hacía sonar súper despacio, de volumen.
-¿El movimiento está conectado con Remoto control por la manera de tocar?
Cadenasso: Claro, y ya nos gustaba que en las tocatas la gente se callara y se produjera un silencio. Y después empezamos a tocar lo de Un ejercicio (el segundo disco de Cadenasso, publidado en 2013), también probando ese tipo de sonoridades un poco más piola.
Un lugar un poco incómodo
El documental "Estamos bien" (2009), de los realizadores Sebastián Páez y Cristóbal Olivares, es en parte un registro de los aplazamientos sucesivos que enfrentó Matorral antes de la aparición de Resonancia en la zona central (2007): tres años demoró en total la salida de ese disco. Acá en cambio pasaron cinco años antes de Remoto control, pero la situación no fue crítica.
-Yo creo que es la experiencia, además de que ese disco (Resonancia en la zona central) ya estaba grabado y se demoró en salir -distingue Gonzalo Planet-, y ahora estábamos en otra parada. Este disco (Remoto control) salió súper fácil dentro de todo.
-Fue bien rápido -coincide Cadenasso-. En la tocata de la Sala Master teníamos las canciones, después las estructuras cambiaron un poco, aparecieron más silencios, más teclados, menos (guitarra) acústica y más eléctrica y todo eso fue relativamente rápido, tuvimos suerte de que nos gustaran los timbres. Antes, llegar a un disco así nos habría tomado caleta.
-Yo diría que desde que entramos a estudio hasta que se terminó deben haber sido cuatro meses -calcula Del Favero, aunque las ideas de algunas de estas canciones, como "Del valle hacia el interior" o "Buitres", venían de etapas previas. Esta última sirve a Del Favero para mostrar cómo fue ese proceso de transformación de las canciones previo a grabarlas.
"Cuando me integro a Matorral, y también al proyecto solista de Cadenasso simultáneamente, él me pasó un montón de demos que tenía, y 'Buitres' me encantaba, tenía una muy buena guitarra. Y es increíble que la guitarra que me enganchó mucho ahora no está en el disco", se ríe. "Y aun así es un punto alto del disco. Hay cosas que Felipe reinventó en el estudio: reemplazó guitarras por teclados básicamente, cortó baterías, editó la canción de un modo súper particular, generó muchos vacíos también, metió muchos sonidos de máquinas electrónicas. Llegó a un lugar muy distinto al original".
-A propósito de guitarras, ¿cómo se siente que haya dos guitarras ahora en Matorral para los dos que nos guitarristas en el grupo? ¿Y qué diferencias tienen Cadenasso y Del Favero?
Arauz: Son muy distintos, el Antonio va por el lado más espacial y Felipe dejó de lado los solos de quince minutos (risas), que a mí me encantaban, pero justo yo entré en un momento en el que quería tocar de otra forma batería, más despacio y con menos recursos, en vez de aforrar un platillazo tratar de hacer un silencio, y en la guitarra también estábamos todos de acuerdo en el concepto "menos es más": basta de tanta bulla, saquemos todo. A mí lo que hace Antonio me encanta y por otro lado Felipe apoya también con teclados. Es experimentación finalmente. Las canciones tienen un formato medio pop, pero vamos para muchas partes.
Planet: Felipe tiene muchas maneras de tocar y hace guitarras más de apoyo, por así decirlo, guitarras eléctricas pero sin solo. Ésa es una marca muy, muy clara entre el antes y el después de Matorral: sin solos.
-¿Y Cadenasso no echa de menos esos solos de quince minutos?
Cadenasso: En su momento me encantaban, pero nunca pensé "ya: no puede haber ningún solo". Tratamos de hacer música relativamente original, por decirlo así, aunque obviamente está en un contexto de música popular y todo. Pero creo que somos muy orgullosos como para ponernos a copiar cosas descaradamente, por ejemplo, o para repetir algo. Entonces pienso que ese lenguaje (anterior del grupo) era el que teníamos a mano sobre todo con Iván (Molina, el primer baterista), no sé si porque éramos más jóvenes. Pero dentro de eso, que era por ejemplo rock, siento que teníamos nuestros momentos de composición más originales o que aportaban en algo. Hacíamos canciones como de rock chileno, y después en Resonancia nos dábamos espacios para hacer temas instrumentales con otras estructuras y combinaciones armónicas. Y ahora para privilegiar eso mismo no era necesario tener solos ni cosas así. La búsqueda iba por otro lado.
-Y a propósito de que "era rock", como dijiste recién, ¿ahora Matorral es rock? ¿O da lo mismo?
-No sé.
-Bueno, lo que pasa es que ahí podemos ir a otra pregunta -plantea Planet-: Qué es el rock hoy en día.
-Correcto. ¿Qué es el rock hoy en día?
-Qué es el rock hoy en día. No sé, po -se ríe.
-¿Alguien está capacitado para responder la pregunta de Gonzalo?
-Yo no tengo idea de lo que es el rock hoy en día -sonríe también Del Favero-, pero sí quiero destacar que como banda tengamos una intención de reinventar lo que hacemos. Las bandas que me gustan son las que son capaces de reinventarse, y no es que uno vaya a salir con cualquier cosa, pero sí es deliberado, es algo que hay que ir a buscar y hacer a propósito. ¿Cuál es el lugar cómodo? No sé: la guitarra acústica, por ejemplo, que al tiro te queda bien con cualquier cosa.
-Claro.
-Ok: saquémosla entonces. Si ya sabes que eso funcionó, saquémosla. Es bueno salir del lugar cómodo deliberadamente, y creo que no es tan común encontrar esa actitud en las bandas, que sean capaces de ir a buscar a conciencia un lugar un poco incómodo para ver qué pasa.
-Sí, una de las cosas que nos interesa mucho es que no se asocie a Matorral con una banda de estilo, donde no importe mucho el sonido específico de la banda -coincide Planet-. Eso es limitante.
-¿Antes Matorral sí fue una "banda de estilo"? ¿Estaban de acuerdo cuando los llamaban "folk rock"?
Cadenasso: Sí, dentro de todo igual uno no puede escapar a eso, hay que tirar alguna guía.
-¿En cambio ahora es más difícil poner un nombre a esta música?
Planet: Sí, y es más entretenido. Tampoco es por ser pretencioso o algo así, sino que es más interesante.
Alta fidelidad, alta definición: malos entendidos
Las primeras canciones escogidas por Matorral como singles del disco han sido la mencionada "Buitres" y "Hiss", un título que alude al nombre del ruido ambiental que se oye en las grabaciones de audio. "El zumbido constante en el que vivimos" es la expresión que ha usado Matorral para referirse a la idea tras esa canción.
-¿Es un zumbido específico de estos días? ¿Cuál es ese zumbido constante en el que vivimos?
-El de tener que estar haciendo todo, atento a todo, y finalmente no estás atento a nada porque son muchos mensajes de los que preocuparse -dice Cadenasso.
-¿Sobreinformación?
-Claro, y más encima que ahora todos somos un canal de información que transmite… También tienes que actualizar tu estado y qué sé yo, mil cosas. Entonces eso contrasta con que "Ya no escucho el hiss" y que "prefiera mirar las rutas en el cielo", que tiene que ver con el paso de los aviones, que miras para arriba y también tienen rutas por la ciudad. Si vives en una parte sabes que a cierta hora siempre pasa un avión. Lo divertido es que el título (de la canción) y la letra surgieron de algo que no tiene nada que ver con esto: una vez conocí a un sonidista que no escuchaba el hiss.
-¿Justamente porque era sonidista perdió la audición?
-Sordo total.
-¿Al mismo tiempo es un modo de reivindicar ese "hiss" como algo contra lo que no tiene sentido luchar? Es un ruido que uno pretende borrar sólo si está detrás de la "perfección"…
-Bueno, es que ahí hay dos cosas. La letra habla de este hiss que es la megaestimulación de mensajes, sobre todo en las grandes ciudades. Pero en términos sonoros, claro: nosotros nos acercamos al hiss ahora mucho más que antes. Muchas cosas están grabadas tocando despacio, para subir los preamplificadores a mango, y eso sube el ruido ambiente.
-Paradójicamente tocar más despacio genera más ruido.
-Exacto, y por ende le pones play y escuchas primero el ruido ambiente, algo entra. Hay hartos discos que nos gustan que tienen hiss, y empezamos a darnos cuenta de eso: disco de (la banda inglesa) Talk Talk, el mismo Sea change (el disco de 2002 del cantante estadounidense Beck).
-El hiss como un sonido válido.
Cadenasso: Como el punto de partida.
Planet: Es la base: hay personas tocando.
Del Favero: Como algo real, orgánico, de cosas que están enchufadas. Le da un toque de que "está pasando". No es una cosa como tú decías mega pulcra, impecable, no: es real, hay gente tocando ahí en un espacio común.
-¿O sea es un poco contra la alta fidelidad este disco de alguna forma? Si es que no concretamente.
Cadenasso: Pero ahí, por ejemplo, yo pienso que el concepto de la alta fidelidad también está…
Planet: … viciado.
Cadenasso: O se ha dado vuelta de una manera extraña. Ponte tú los discos de Sinatra, para mí son ultra HD, suena increíble. O el Kind of blue (1959), de Miles Davis. Suena muy bien técnicamente todo, versus música moderna en la que está todo en su frecuencia, a la que le han cortado un montón de ruidos y armónicos. Para mí eso no es HD, po.
-Es valorar la alta fidelidad como lo que debería ser, no por extirpar lo real del sonido.
Planet: No una alta fidelidad mal entendida.
Cadenasso: Claro. Es como lo que pasa con el cine: de pronto tienes una cámara brutal, que es digital, que se ve bien, pero los colores son tan, tan fuertes que no se ve como en la vida real. Entonces el estándar… o sea: cuál es la definición de HD, si finalmente el receptor es un humano. Debiera ser algo que tenga que ver con tu oído, con tu capacidad de visión.
-Es como la canción de U2: "Incluso mejor que lo real". Para qué.
Cadenasso: Exacto. No es necesario. Es como el agua de uva que decía tu amigo (se dirige a Del Favero).
Del Favero: Hay un jugo con sabor uva que tiene más sabor a uva que la uva (risas). Y tú tomai ese jugo y es claramente de uva, pero es como demasiado de uva. Como que le ganó a la uva. Y no puede ser que le ganes a la uva, ¿no? Algo sabor uva no puede tener más sabor que la uva.
Planet: Bueno, y sucede que ahora el estándar de producción musical que apunta a la radio tiene muy trastocados sus conceptos de alta definición, por ejemplo en la voz humana. Se supone que hay un loco cantando, pero le pones armónicos cortados con afinadores digitales, el famoso autotune (aplicación digital que permite afinar la voz y otros sonidos): eso es algo que me tiene obsesionado. Nunca en mi vida quiero participar en una grabación que tenga autotune.
Del Favero: Nos prohibía usarlo, en la grabación (sonríe).
-Es como esos avisos: "En este disco no fue dañado ningún animal ni fue utilizado autotune".
Planet: Claro. Sí, asumo que es algo ideológico.
-Al final tiene que ver con un montón de otras herramientas sumultáneas: el autotune por un lado, el photoshop por otro, que es lo mismo llevado a la imagen; la cirugía plástica…
Cadenasso: Claro, en el concepto de belleza también pasa mucho eso. Como que se pasó el tejo en muchas cosas. Lo que me llama la atención a nivel de sociedad, por decirlo así, es que no nos hagamos la pregunta, que no haya reflexión, que la gente se la compre tan fácil.
-El gusto por el HD, la silicona y el bótox.
Cadenasso: Y si una mina se mega exagera todas sus zonas ya realmente no se ve bonita, pero hay gente que igual… Es otra escala de cosas.
Del Favero: Siento que hay algo bien continuo entre el discurso musical y las letras, relacionado con cómo funcionamos como personas finalmente, como decía Felipe, en la sociedad. Cómo miramos la sociedad hoy en día. Uno sale a la Alameda y es un poco jungla la cosa: uno se mete al Metro y a cierta hora, todos sabemos, es un colapso de gente, y uno se pregunta por qué como especie nos tratamos así. Algo estamos haciendo mal para que estemos miles de personas simultáneamente metidos en un túnel.
-Sipo, y ahí se acaba la búsqueda de esta perfección: ahí es todo lo contrario.
Del Favero: Pero en un marco en el que se supone que está todo muy regulado, porque se trabaja de nueve a seis y entonces todos están a las ocho en el Metro, y todos están a las siete (de la mañana) en el Metro porque está todo estructurado en esta lógica de la perfección. Y sucede que la perfección nos lleva a una vida destructiva, de estar metidos como ganado literalmente, cocinándonos, empujándonos. Se hace un matrato como sociedad, brutal.
-Incluso las personas quedan obligadas a agredirse entre sí. Uno no es víctima directa de un "sistema", el daño es entre los pares.
-Exacto. Y nadie reclama, no nos rebelamos, al final es una resignación ante esto. Puedo aplicarlo a la televisión o a la misma radio, con la publicidad por ejemplo, que es aún más gráfico. De nuevo: uno sale a la calle y el espacio público está invadido por carteles de gente que puede pagar eso. Si yo no puedo pagarlo, no puedo poner un cartel. Es que es impresionante porque el campo visual está absolutamente sobreestimulado, como decíamos antes a propósito del hiss, por imágenes que yo no he decicido que se me den. Están ahí porque alguien puede pagarlo, punto final.
-¿Y eso vale para la música también, si queremos volver a eso? El campo auditivo está monopolizado también por canciones que tú no quisiste que estuvieran ahí, la radio funciona así…
Planet: También, particularmente en la radio.
-Bueno, puedes apagar la radio igual. O es lo que ellos te pueden decir.
Del Favero: Por lo menos, pero el ejemplo de la publicidad es algo de todos, y uno va viendo cuadras y cuadras llenas de información, en la que para más remate se utiliza a la mujer absolutamente como objeto. Creo haber dicho esto antes, pero me me pregunto por ejemplo si el gerente de marketing de las empresas que ponen a las mujeres en bikinis le diría a su hija, si se viste igual, "Va muy bien vestida, igual que las mujeres de mi publicidad", o si le diría "Póngase más ropa, niñita”. Es una incoherencia que empieza a cansar.
-Lo bueno es llegar a estas ideas a partir de si un disco tiene o no ruido ambiente. Es muy político si hay ruido en la música.
Planet: Seguramente. El sonido es político también. El nombre Remoto control es político, totalmente. Yo creo que las canciones tienen mucho que ver con lo que vemos en nuestro hábitat. Cadenasso escribe sobre eso, no entendemos la música de otro modo.
-¿Ni siquiera es muy consciente escribir así estas letras?
Cadenasso: No consciente como si estuviera haciendo una declaración de principios o algo así. Pero sí consciente de que, como dice Gonzalo, no logramos separar la música de lo que nos pasa.
-¿Y tampoco pueden separar la música de la letra? Porque es la música la que está hablando acá, ni siquiera hemos hablado de las letras todavía.
Cadenasso: Exacto. Coincidimos en hartas ideas sonoras también, justamente porque se puede entregar un mensaje desde ahí. Por ejemplo, sabemos que si vamos a tocar despacio, por decir una cosa, en un local más de fiesta, va a ser más difícil. Sería más fácil quizá…
Planet: … subir el volumen.
Cadenasso: … y llenar todo. Pero es como "¿para qué?". Otra vez haciendo eso.
-Otra concesión.
Cadenasso: Para qué vamos a contribuir a algo que ya está sobrepasado.
-Ahora, ¿un efecto concreto de eso es que disminuyen los lugares donde tocar? ¿Les ha pasado?
Arauz: Nos hemos sentido un poco incómodos en algunos lugares, pero creo que hay que tocar. El público se adapta. Si vamos a estar pensando en el público no haríamos nada entonces. Hay que seguir no más. Nos interesa mucho tocar en otros lugares también.
No son mensajes tan entre líneas
Otra de las canciones del disco, "Vuela", parte como la letra de una canción de amor y en algún momento tiene un verso que dice "Podemos encontrarnos en el centro".
-"Podemos encontrarnos en el centro / Donde un tiempo atrás cayeron bombas", dice Planet.
-"Donde la gente marcha / y tiempo atrás cayeron bombas / Y desde entonces hasta hoy nadie se asombra más" -precisa Cadenasso.
-Bueno, ahí también resume harto de lo que estamos hablando -agrega el bajista.
-¿De hecho ése es el resumen de los tres últimos años de Chile, de 2011 a 2013? ¿Está pensado así?
-O sea, no lo hice pensando en un resumen o algo así -dice el cantante-, pero ahora que lo dices tú grafica bien: la gente marcha, cayeron bombas y nadie se asombra.
-Y en 2013 hubo elecciones y como que nunca hubiera pasada nada en 2011.
-Y lo más loco es que más encima viene el ciclo igual: después del último gobierno de la Concertación, se castigó a la Concertación y ahora vuelve, con el mismo rostro incluso.
-Pero con otro nombre
-Es como un nuevo Omo (risas). Cada dos años sale un nuevo Omo, ahora mejor. Y ahí te preguntas por qué no lo hicieron buena de una, si cada dos años sale el nuevo Omo mejorado.
-A propósito de eso, y con las cosas que han pasado en los últimos años, ¿Chile es un lugar en especial estimulante para decir cosas, para crear, para ustedes como músicos?
Del Favero: Una vez escuché que cuando uno tiene un hijo lo cría influenciado por cómo uno fue criado, por imitación o por oposición. Si me trataron de un modo que no me gustó, entonces a mi hijo lo trato distinto, o si no uno repite sin darse cuenta. Lo que hacemos es siempre una respuesta a lo que sucede alrededor, es inevitable estar conectado con eso. Santiago es una ciudad que me encanta, tiene un montón de lugares preciosos que recorremos, pero hay otra cara que uno no puede enfrentar sin ser un, entre comillas, opositor o crítico de cómo nos tratamos.
Cadenasso: Igual a nosotros nos estimula esta cosa tan intrincada de la ciudad, del mercado y todo lo que uno pueda criticar, pero uno encuentra cosas que lo inspiran, digamos, en el legado de otra gente que también para nosotros es bacán, escritores, cineastas, un montón de cosas a las que uno puede recurrir.
-¿Como lecturas en común entre todos ustedes?
Cadenasso: Sí, por ejemplo Raúl Ruiz: cómo usa el lenguaje, cómo describe este otro Chile más metafísico, como un mundo en el que te puedes abstraer un poco de esta locura. También varios escritores como (Juan) Emar, (Enrique) Lihn, Juan Luis Martínez, (el escultor) Tótila Albert, de pronto vemos en conjunto entrevistas de Armando Uribe, onda que lo ponemos y nos sentamos a verlo todos juntos, muy ñoño.
Planet: Yo quería invitarlo a nuestro lanzamiento.
-Pero aún con lo despacio que están tocando ahora puede que Armando Uribe lo encuentre estridente.
Planet: Puede ser. Al menos regalarle un disco.
-¿Todos ellos, Ruiz, Uribe, son referentes de otra época de algún modo?
Planet: Probablemente tienen otra mirada, a la que tal vez nos acercamos más que a la mirada general actual.
-¿Por lo tanto es una añoranza?
Cadenasso: Pero no es tanto por mirar atrás solamente.
Del Favero: Por ejemplo Tótila Albert es interesante, habla del patriarcado, y de que más allá del comunismo, la derecha o el fascismo, para él todas ideologías están enmarcadas en una lógica patriarcal que es autoritaria, piramidal, jerárquica, y que está muy bien reflejada en cómo vivimos. Y ahí no estamos hablando de tres décadas atrás sino de miles de años. Entonces ir a la búsqueda de estos señores no es tanto porque sean de otra época, sino porque tienen una crítica que está más arriba. Y es un modo de pensar cómo queremos vivir nuestro día a día, aplicable ahora ya. No hay que esperar que pase algo, no tiene que haber necesariamente una crisis política o económica. Es una decisión que uno puede marcar en este momento.
-Habiendo hecho un disco con todas estas connotaciones, ¿qué tanto llega a un auditor un "mensaje" cuando no está explícito en la letra de una canción?
Planet: Yo creo que hay público con más sensibilidad, no son mensajes tan entre líneas y con un poco de atención se pueden captar fácil. Si el grueso del público tiene esa atención o no es una gran interrogante. Yo asumo que es una minoría, pero puedo estar equivocado
Arauz: Yo no sé si la gente pueda entender, pero siento que en una democracia las ideas tienen que estar. Así es como debe ser y como trabajamos nosotros, en forma democrática.
-Ése es otro gesto de tener un grupo musical a esta altura, que es algo que también han dicho Cómo Asesinar a Felipes: es una declaración a favor de un trabajo colectivo, democrático.
Del Favero: Bueno, voy a citar de nuevo lo que opina (Tótila) Albert. Él decía que para una sociedad es necesario que haya un poco de dictadura, un poco de democracia y poco de anarquía. Aquí está la dictadura (muestra a Gonzalo Planet, entre risas), también hay una parte democrática…
Planet: Me gustaría saber quién es la anarquía (se ríe).
Del Favero: … vamos a averiguarlo. Pero es muy sabio eso: está bien que haya alguien que dirija, y Gonzalo es un muy buen director de banda en el sentido de gestor.
Planet: Bueno, yo tampoco me asumo en ese rol, es compartido. Y es más propositivo que dictatorial.
Arauz: Lo bueno es que nosostros igual lo aceptamos.
Cadenasso: Pero también todos tenemos áreas donde somos más dictatoriales.
Del Favero: En lo musical Felipe es mucho más director, y si se trata de un sonido de repente puedo ser mucho más cabrón y digo cómo va el delay de la voz, por ejemplo. Y así como hay directores que son de mucho diálogo, que son democracia pura, yo creo que debe haber anarquía, tiene haber momentos en que se abra una nueva dimensión del sonido, a ver qué hacemos con meternos en un lugar que desconocemos.
-Sólo que hacer esa invocación de la dictadura puede ser un poco chocante en un país como Chile, ¿no?
Del Favero: Claro, quizás "dictadura" es tiene mucha carga como palabra. Pero uno podría hablar de cierta autoridad y pensar en los griegos, sin ir tan lejos, cuando los viejos eran sabios y se les hacía caso porque ellos sabían y punto. A lo mejor habían vivido cuarenta años, ojo, pero el tipo que sobrevivió a la guerra sabía mucho, porque sabía cómo era la guerra; el resto no sobrevivió para contarlo. Entonces eso también hay que recuperarlo en un país como éste, esa sabiduría que no estamos escuchando.
-Se puso un poco en boga el año pasado criticar a la música pop por una supuesta falta de compromiso político. ¿Están de acuerdo con eso? ¿Por definición la música pop no lidia con lo duro de la vida, o es un malentendido? ¿Cómo lo ven en relación a otros grupos donde ustedes mismos tocan, como Cóndor Jet, por ejemplo? ¿De todos modos responden a un contexto?
Del Favero: Por supuesto. Al menos en nuestro caso (en Cóndor Jet) hay letras con una cosa no sé si espiritual, pero sobre ser un poco parte de algo mayor. Uno podría decir que eso está ajeno a la contingencia, pero así como ésas hay canciones en las que creo que vamos directo al callo. Puede que comparta la descripción de que en Chile el pop no está tan ligado a una contingencia política, pero no lo veo como un problema. De algún modo siento que al menos el pop chileno actual, los grupos que se escuchan más, Gepe, Astro, Javiera Mena, los mismos Dënver, tienen una estética que, si bien es más o menos liviana, coincide y responde a una época. O sea igual algo nos dice, es reflejo de algo nuestro.
-¿De qué?
Del Favero: Es probable que de una sociedad que tiene bastante más de hedonista, y para bien, también creo que es sano. Chile se ha movido, siento yo, desde un lugar más sombrío entre comillas, quizás desde una lógica más ascética como sociedad, a algo un poco más hedonista, llevado más que nada por los adolescentes o la gente más joven. Y en ese giro hoy uno escucha las críticas de la gente más vieja a esa lógica. Un día yo iba en la micro y alguien contó que iba a ver a Radiohead, llena de gente la micro, y una señora sentada dijo "¡Y estos que se quejan de que está todo mal y van todos felices a ver conciertos", qué sé yo. Es como si fuera un péndulo.
Cadenasso: También pienso en la cosa publicitaria, en que el tratamiento de los mensajes genera un contenido del que es difícil escapar. Entonces creo que mucha de la música actual, y también el cine, el enfoque de las carreras, responde a una lógica de comercial, de un spot. Como que cada vez algunos videoclips se parecen más a spots publicitarios.
-Para que sean lo más virales posibles.
-Claro, entonces no hay una distinción con algo que podría tener un lenguaje propio, que podría ser el arte, por decirlo así, y que podríamos salvar un poco y no venderlo como se venden otros productos. No es necesario vender tu personalidad como se vende un producto, pero creo que esa distinción para la gente más joven es difícil hacerla, y se entiende, porque están mega expuestos. También hay mucha fantasía, por ejemplo, de ir a un festival porque viste en un spot que está todo pasando, pero quizás fuiste y quedaste a no sé cuántos metros del escenario.
-El ejemplo del festival es bueno en el caso de Matorral, porque ustedes partieron en la época de un rock independiente en la que no había festivales internacionales, hace menos de diez años. No ha pasado tanto tiempo.
Planet: Yo siento que pasó muy rápido.
-Y ahora sí hay otra generación de público que tiene una lógica muy distinta. ¿Cómo fue asistir en tiempo real a ese cambio?
Cadenasso: Ahora hay algo más ligero en cómo se comunican las cosas, tal como en la política, que también se vende como si fuese cualquier producto. Muchas veces no tienes idea de los principios ni del programa que hay detrás de alguien, es una cosa de presencia no más.
-Que es exactamente lo mismo que comprar "en verde" una entrada para Lolapalooza sin saber quién va a tocar. No hace falta saber el "contenido" para comprar.
Cadenasso: Exacto.
Del Favero: El valor está puesto el estar en ese caso.
Planet: Lo que importa es la experiencia, hay una promesa ahí.
-Finalmente, como auditores más que como músicos, ¿encuentran que hay ideas como todas estas en otros discos o músicos chilenos de este tiempo?
Cadenasso: Por ejemplo me parece súper bonito encontrarse en esta época con el disco Antártica, de Leo Quinteros. O encuentro siempre emotivo lo que hace el Javier Barría, y también siento que tiene algo que ver con la cosa actual.
Arauz: La Natisú también está tocando e investigando.
Cadenasso: Pero yo no espero nada de la música en el sentido de que necesariamente tenga que hablar de estas cosas.
-¿No hay un deber ser?
Cadenasso: Exacto, no hay un deber ser, porque uno puede expresar muchas cosas en la música, con distintas herramientas. Unos suenan distintos a otros. Cada uno tiene su estética.
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