La tragedia de Fukushima sigue presente entre los japoneses.
AFP.TOKIO.- La película "Ieji", el primer largometraje de ficción que trata el drama del accidente nuclear de Fukushima, ha llegado esta semana a la cartelera nipona.
Dirigida por Nao Kubota, "Ieji" (que puede traducirse como "Camino a casa") cuenta la historia de una familia de agricultores obligada a vivir en las "kasetsu jutaku", prefabricados para albergar a los evacuados por culpa del terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011 y del accidente derivado en la central de Fukushima.
Obligados a convivir en espacios reducidos y transplantados a una comunidad donde no comparten lazos con sus nuevos vecinos, algo muy habitual entre los evacuados, la familia aguarda impaciente el permiso del Gobierno para retornar a sus tierras, que han resultado envenenadas por la radiación.
Finalmente los dos hermanos que encabezan el clan, interpretados por los actores Kenichi Matsuyama y Masaaki Uchino, deciden saltarse las restricciones de acceso a los municipios aledaños a la accidentada planta nuclear para recuperar así los campos que su familia ha labrado desde hace generaciones.
La película, que se proyectó en el pasado Festival de Berlín, ha sido rodada en zonas con acceso restringido (se puede entrar pero no se puede pernoctar en ellas) de localidades cercanas a la central de Fukushima Daiichi.
Las restricciones de estas áreas siguen activas en municipios que se encuentran hasta a 15 kilómetros de distancia de la planta.
Aunque el director ya explicó en el certamen berlinés que la película no pretende hacer apología o ser una crítica del uso de la energía atómica, medios nipones ya la han considerado como una obra antinuclear por el mensaje que transmite sobre las consecuencias del accidente en la central japonesa.
A punto de cumplirse tres años de la tragedia en el noreste de Japón, el Gobierno parece finalmente encaminado a reactivar progresivamente las centrales nucleares que fueron detenidas a raíz del accidente, aunque un 40 por ciento de los nipones se muestra en contra, según una encuesta.
Las emisiones radiactivas resultantes aún mantienen evacuadas a unas 50.000 personas que residían en torno a la planta, además de haber afectado gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.