''San Pablo quemando los libros paganos'' está valorado en 1,5 millones de dólares.
EFE
MADRID.- "San Pablo quemando los libros paganos" es uno de los tapices desaparecidos de la colección de Enrique VIII, que lo tuvo como su "cuarta mejor pieza" y ahora reapareció en España, en la galería madrileña Coll&Cortés, que lo exhibirá hasta el 8 de junio tras comprárselo a un vendedor anónimo.
Este tapiz, que está en "un increíble estado de conservación", según sus propietarios, refleja un episodio de suma importancia para la historia de Inglaterra y Europa.
El tapiz está valorado en 1,5 millones de dólares y podrá venderse sólo en España, porque el Estado, según los actuales propietarios, no permite su salida del país.
Según comentó el socio de ABM Arte y Subastas, Bentley Angliss, fuera de España podría llegar a alcanzar los 6,9 millones de dólares.
El reconocimiento del tapiz fue "casi en el acto", según Angliss, quien explicó que "San Pablo quemando los libros paganos" está tejido en lana, seda, plata y oro en Bruselas en 1535.
Fue un encargo del rey Enrique VIII a Peter Coecke van Aelst, quien también recibió otros pedidos de monarcas de la época, como la reina María de Hungría, el emperador Carlos V o de la corte de los Habsburgo en Bruselas.
La pieza estuvo en el Royal Wardrobe inglés, la corte de Hampton y el castillo de Windsor, donde permaneció junto a otros tapices de Enrique VIII, quien llegó a tener una colección de más de 2.700.
El tapiz fue expresamente pedido por el entonces rey de Inglaterra, quien veía "especialmente atractiva" la figura de San Pablo.
Simboliza, según dicen, la ruptura de la iglesia anglicana con la iglesia católica mediante el antagonismo entre San Pablo (Inglaterra) y San Pedro (Roma).
"San Pablo quemando los libros paganos" destaca como tapiz no sólo por la cantidad de oro y plata utilizados en su elaboración, sino también por su diseño, pues "es casi imposible poner una nube en primer plano en un tapiz", aseguró Angliss.
El paño, el cuarto más importante de la colección de Enrique VIII, según sus actuales propietarios, fue comprado en la década de los 70 por un coleccionista español.