LONDRES.- Paul Freud, uno de los 14 hijos conocidos del pintor británico Lucian Freud, impugnó el testamento de su padre al reclamar judicialmente parte de la herencia que éste dejó en fideicomiso a otra de sus hijas, informó el diario británico The Daily Telegraph.
La herencia del nieto de Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, ascendía al momento de su muerte en 2011 a 95,9 millones de libras (159 millones de dólares), de los que dejó 2,5 millones de libras (4 millones de dólares) a David Dawson, su hombre de confianza, así como su casa en el barrio londinense de Kensington.
Tras impuestos y otros requisitos legales, la fortuna quedó en 42 millones de libras (68 millones de dólares), que, según su testamento, debían depositarse en fideicomiso con un fin no revelado bajo la tutela de una de sus hijas, Rose Pearce, y la abogada Diana Rawstron.
El recurso de Paul Freud, de 55 años, ante el Tribunal Superior de Londres se basa en el desconocimiento del fin que tiene dicho fideicomiso, un fondo que reúne bienes y capital del pintor fallecido, así como los derechos sobre su obra y legado, explica el periódico.
Las herederas y responsables del fondo "secreto" no han querido dar a conocer las intenciones del pintor, supuestamente redactadas en el testamento acerca de su propósito, que deberá ser analizado ahora por el Tribunal Superior a raíz del recurso presentado.
Paul Freud cree que, en caso de que no haya instrucciones específicas sobre el mismo, tal vez la intención de su padre, que en vida descuidó a muchos de sus hijos, de diferentes madres, fuera que se repartiera entre todos, y no sólo dejárselo a Rose Pearce, la única nominada específicamente como guardián del fideicomiso.
El pintor británico, conocido por sus retratos hiperrealistas y uno de los artistas contemporáneos más cotizados, murió en 2011 a los 88 años.
Nacido en Berlín en 1922 y exiliado del nazismo en el Reino Unido, Freud decía que su pintura era autobiográfica, que pintaba "a la gente que le interesaba y que le importaba", en las habitaciones en las que vivía y que conocía bien.
En los últimos años de su vida, la obra de Freud fue muy valorada en el mercado del arte y, en concreto, en 2008 en la casa Christie's de Nueva York se vendió la obra que lo convirtió entonces en el pintor vivo más cotizado, "Supervisora de beneficios sociales durmiendo" (1995), que se subastó por 33,6 millones de dólares.