EMOLTV

World peace is none of your business

La agenda política del cantante inglés, un hombre que siempre ha tenido tanta opinión como voluntad de darla a conocer, está en particular nutrida en el décimo disco de su carrera, aunque su muñeca compositiva experimente un leve declive.

24 de Julio de 2014 | 12:50 |
imagen

Morrissey ya cantó alguna vez sobre la búsqueda de la paz, cuando en 1987 los seguidores de The Smiths en el mundo aprendieron esos versos descreídos de "Death of a disco dancer", una de las canciones del último disco grabado por el grupo inglés antes de que el cantante iniciara desde ahí su carrera personal en 1988. "Amor, paz y armonía / oh, muy bonito / pero tal vez en el siguiente mundo", decía allí. El de entonces era un mundo de Guerra Fría y Margaret Thatcher, tal como el de hoy es uno de guerras separatistas en Europa de Este y bombardeos sobre Gaza, así que tiene sentido cierta continuidad lógica entre aquellos versos del '87 y los de la canción que da título al décimo disco de Morrissey, World peace is none of your business (2014). O sea, algo así como "La paz del mundo no es asunto tuyo".

Es un verso dedicado al auditor. La agenda política de Morrissey, un cantante que siempre ha tenido tanta opinión sobre diversos temas como voluntad de darla a conocer, está en particular nutrida en esta vuelta. "Trabaja duro y paga tus impuestos", dice en esa canción, en la que emprende contra los ejércitos, la corrupción, la represión policial y la supuesta representatividad electoral. De igual modo "I'm not a man" es un manifiesto en primera persona ante un repertorio de clichés de connotación machista, frente al que propone una sensibilidad opuesta: "Nunca mataría ni comería a un animal / Y nunca destruiría este planeta en el que estoy". Muy similar es "Earth is the loneliest planet". Y no por breve es menos elocuente la postura en "The bullfighter dies", una canción sobre toros y toreros, donde el cantante toma partido desde luego por el animal, que es llevado a la fuerza al matadero público.

No siempre está fino en los versos, en todo caso. Y, casual o no, es la geografía la que parece jugarle en contra. "Brazil and Bahrain / Egypt, Ukraine / So many people in pain", son rimas de la canción inicial, tan literales como "Mad in Madrid / ill in Seville (…) gaga in Málaga / no mercy in Murcia", juegos de palabras de su crítica a la tauromaquia. Sí emprende más vuelo al referirse a asuntos como la poesía beat con Allen Ginsberg y Neal Cassady incluidos en "Neal Cassady drops dead", o en la reflexión tal vez autobiográfica sobre la edad que hace en "Oboe concerto", o en las historias que relata en "Smiler with knife", "Istanbul" y "Staircase at the university", canciones donde la melodía dialoga con versos cruzados de un modo u otro por la pérdida y la muerte, combinación que en Morrissey es un sello personal.

La música ha tomado rumbos nuevos, en coincidencia con algunos cambios en su grupo. Este disco está grabado ya sin la dupla que integraron por años los guitarristas Alain Whyte y Boz Boorer: Whyte se alejó y Boorer trabaja ahora en la composición musical con el guitarrista Jesse Tobias y el multiinstrumentista de origen colombiano Gustavo Manzur. De modo que sigue siendo rock, pero el acento rockabilly de los años previos cede espacio acá a muchas guitarras acústicas, trompetas, bongós, acordeones, piano, arpa, claves y castañuelas. Es la continuidad de cierto aire "hispano" que ya se advertía en canciones de hace cinco años, como "When last I spoke to Carol". Y no cuesta trabajo imaginar que en esas notas de aire flamenco al final de "Staircase at the university" antes habría sonado un solo de guitarra rocanrolera.

Visto a más largo plazo, World peace is none of your business confirma el declive tenue en la composición registrado en los tres discos más recientes de Morrissey. Este hombre fue fundador de The Smiths, grupo que depuró un diálogo perfecto entre música y discurso como muy pocos lo hicieron en toda la historia del rock, y como solista mantuvo esos estándares en la mayoría de sus discos. En esa perspectiva no aparecen aquí melodías tan conmovedoras como cualquiera de Viva hate (1988) o las de "We'll let you know", de Your arsenal (1992); "I am hated for loving", de Vauxhall and I (1994), "Boxers", de World of Morrissey (1995); "Alma matters", de Maladjusted (1997), "Let me kiss you", de You are the quarry (2004), "You have killed me", de Ringleader of the tormentors (2006) o "I'm throwing my arms around Paris", de Years of refusal (2009), aunque sea un disco musicalmente solvente.

La voz, en cambio, sigue en buena forma por encima del tiempo. Y es factible no atribuirlo a algún trucaje de los que permiten los estudios de grabación, porque de ser así habría sido corregida esa imperfección en las notas altas hacia el final de "I'm not a man", única y leve desafinación en todo el disco. Y esa voz se suma a la convicción con que Morrissey pone los temas de su agenda sobre la mesa. "Each time you vote you support the process", dice para redondear el mensaje de esa canción inicial: "Cada vez que votas legitimas el proceso". Palabras que llaman la atención por ejemplo en un país llamado Chile, donde los que aspiran al poder piden a los votantes un parlamento para la Presidenta, y cuando llegan al poder legislan en la cocina y por añadidura se jactan de eso. Morrissey lo pone por escrito: La paz mundial no es asunto tuyo, y el poder tampoco.

David Ponce

www.worldpeaceisnoneofyourbusiness.com

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?