SANTIAGO.- Molestia generó esta semana entre las víctimas del sacerdote Fernando Karadima la difusión de fotografías en las que el religioso aparece oficiando una misa en público, aún cuando la sentencia del Vaticano en su contra por abusos cometidos contra cinco jóvenes de la parroquia El Bosque, establece la prohibición perpetua del ejercicio público de cualquier acto del ministerio.
"Esto es otra bofetada de la Iglesia y demuestra su cero preocupación por las víctimas de abusos sexual", recalcó a Emol Juan Carlos Cruz, uno de los tres denunciantes del caso que además demandaron al Arzobispado de Santiago por la presunta responsabilidad "de actos de encubrimiento de obispos".
"Esto me duele tremendamente", agregó, enfatizando que las imágenes son prueba suficiente para establecer que Karadima realiza actos completamente prohibidos para él.
Las fotos corresponden al 4 de diciembre de 2013 y fueron tomadas al interior de la capilla ubicada en el convento de las Siervas de Jesús de la Caridad, en Providencia, donde el ex párroco reside desde 2011, luego de ser condenado por la Santa Sede.
"En ese momento habían cuatro personas además de Karadima y eso está estrictamente prohibido. Desgraciadamente él puede seguir haciendo misas, pero esto es grave porque no lo puede realizar en público, nadie puede participar de sus sacramentos", continuó.
Por lo anterior, el periodista Juan Carlos Cruz adelantó que las imágenes las enviará a la Congregación de la Doctrina de la Fe como prueba del incumplimiento de condena por parte del ex religioso.
También anunció que las remitirá a la Nunciatura Apostólica en Chile.
"Estoy buscando que se cumpla la sentencia y si él no la cumple, que asuma las consecuencias correspondientes", puntualizó.
Penas Canónicas
Fernando Karadima podría ser expulsado del estado clerical si se confirma que efectivamente el ex párroco de El Bosque incumplió las condiciones impuestas luego que el 21 de junio de 2011 se confirmara la sentencia de la Santa Sede.
Tras declararlo culpable, la Iglesia lo sancionó a una vida de retiro en oración y penitencia, además de la prohibición perpetua del ejercicio público de cualquier acto del ministerio, en particular de la confesión y de la dirección espiritual de toda categoría de personas.
Además, se quedó inhabilitado para asumir cualquier encargo en la Unión Sacerdotal.
También se estableció que en caso de que no obedeciera las medidas aplicadas a su respecto, podría recibir penas canónicas más graves que llegan -incluso- a la pérdida del estado clerical.