SANTIAGO.- A un mes del terremoto de magnitud 8,2 Richter que sacudió el extremo norte del país, los alcaldes de algunas de las zonas más afectadas hacen su propio balance y exponen las falencias que aún existen en la ayuda a los afectados.
La lentitud en la construcción de las viviendas de emergencia, la poca eficiencia a la hora de entregar ayuda a los damnificados, y el centralismo, son algunas de las críticas que los ediles de Arica, Iquique, Alto Hospicio y Huara realizan contra el Gobierno central.
El alcalde de Iquique, Jorge Soria, asegura que el balance "no es como para ponerle un 7". "Han pasado 30 días y han levantado una mediagua, yo como alcalde te la levanto en una hora", cuestiona.
Algo similar sostiene el alcalde de Alto Hospicio, Ramón Galleguillos, quien enfatiza en los problemas sociales que mantienen diariamente las personas que resultaron damnificadas.
"Está el otro problema, el que yo he llamado el terremoto social. Las personas están marchando pidiéndole cuentas al Gobierno, por qué hay tanta lentitud", señala.
Si bien Galleguillos valora la aprobación de los 1.600 millones de pesos para la Región de Tarapacá, distingue este tipo de ayuda económica de los elementos básicos para asistir a los afectados.
"Hay otros recursos, por ejemplo los alimentos. Me ha pasado de nuevo que han transcurrido 10 días que no me mandan un kilo de arroz o un tarro de leche y eso es impresentable a través de la Onemi", critica.
Al igual que su colega, Soria hace hincapié que el centralismo es una de los principales barreras que impide que la ayuda llegue pronto a las zonas afectadas.
El delegado presidencial "me ve todos los días. Yo no tengo problema con él, ni con los ministros ni los militares (...) El problema es el sistema, ningún gobierno lo ha cambiado, porque nadie quiere romper el centralismo", indica.
"Lo más importante del terremoto es que el puerto de Iquique se cayó a la mitad. Yo te puedo hacer todas las casas (de emergencia) que van a hacer, ni siquiera me inquieto, porque van a salir. Si me hicieran caso, sacaríamos las casas en un año, pero como no, ya no tengo nada que hacer, soy alcalde no más y no voy a pelear con el gobierno. Si el alcalde entra en el sistema, lo sacamos rápido, si no, Dios quiera que lo saquemos rápido", expone.
Por último Soria sostiene que "la carretera Iquique-Alto Hospicio tiene para un año. Si no apuramos los carros, Iquique va a estar con un 30% o 40% de cesantía en los próximos 3 o 4 meses".
Siguiendo en la misma línea, Galleguillos afirma que tras el terremoto y los dos o tres colegios que resultaron inutilizables, quedó al descubierto la situación de los profesores que quedaron sin trabajo, debido a que no pueden reubicarse en otros establecimientos como los alumnos. "Nadie se ha preocupado de ellos. Quedaron sin pega", dice.
Sin embargo, valora que en el caso de su comuna "está activado todo el sistema de normalización de los servicios agua potable, electricidad, locomoción colectiva, comercio detallista y mayoristas y bancos".
Huara y Arica
Un diagnóstico más positivo que Soria y Galleguillos es el que hacen los alcaldes de Huara y Arica, Carlos Silva y Salvador Urrutia, respectivamente. Este último, por su parte, recalca que en su comuna "los daños provocados por el terremoto fueron menores".
"Lo que yo veo en Arica es que las personas más afectadas están satisfechas con la ayuda recibida, porque entienden que no han sido dejados a su suerte, porque siempre ha habido un interés de no dejarlos sin alojamiento. No hemos recibido quejas o reclamos de mayor trascendencia, desde luego ellos están conscientes que el Gobierno y las entidades responsables están haciendo lo posible", sostiene Urrutia.
De todos modos, admite que "el tema más serio es el de la alimentación, porque a las personas damnificadas se les está alimentando en un liceo politécnico hasta donde son trasladados dos veces al día, a la hora de almuerzo y la cena. Y el desayuno se les entrega una colación fría en un albergue. Ellos piden que se les traslade a un lugar más cercano. Son problemas como de hotelería que son razonables".
Respecto a las soluciones en la comuna, el edil asegura que "las personas que están en el alberge son objeto de preferencia. A ellos se les explicó que una solución definitiva para que tengan una casa definitiva podría demorar entre 1 año y medio y 2 años.
Por su parte, Carlos Silva afirma que en Huara "el balance es positivo en el sentido de que las viviendas de emergencia hace dos semanas que ya están construidas. Estamos en un 90% en la limpieza, en el retiro de escombros y de poder terminar la primera etapa que es la emergencia. Nosotros la etapa de emergencia la podemos dar por superada, y hoy día lo que estamos haciendo es enfocarnos en la reconstrucción".
Respecto a los trabajos a realizar en la comuna, el jefe edilicio sostiene que una de las preocupaciones principales es la reparación de los edificios patrimoniales que resultaron dañados con el sismo: la botica, el teatro y las iglesias de Huara y Laonzana. A esto hay que sumar la definición de los lugares donde se construirán las nuevas viviendas, por lo que será necesario establecer ciertos lugares para trabajar en la expropiación de estos.
"Estamos tratando de, con los medios que tenemos en salud, atender de forma regular, y tratar que todos los servicios puedan funcionar, con algunas deficiencias, pero funcionar, y eso ha ayudado mucho en que, en términos sociales, la gente esté más tranquila y se sienta más segura después de este terremoto. Sin embargo, este es un largo camino, no se termina mañana, es duro ver al pueblo prácticamente que en el 30 o 40% de los lugares donde habían viviendas, ahora esté pelado", sostiene.
En todo caso, el alcalde de Huara reclama que el gobierno tome más en cuenta a los ediles de las zonas afectadas. "Queremos cercanía de parte de todas las autoridades, queremos que los alcaldes se involucren más y con mayores facultades en torno a esta emergencia. Creo que ese es el único camino que nos va a sacar rápidamente de esto. Somos los alcaldes los que conocemos el territorio y podemos ser los mejores aliados para el gobierno", dice.
"Nosotros creemos que aquí el gran problema no es el centralismo, no son las autoridades del gobierno central, sino que son el intendente con las autoridades regionales, y si hubo alguna sensación de abandono es porque acá en la región no han hecho bien la pega. Yo no le echo la culpa al centralismo, creo que el problema se produce en la región", sentencia.