Amigo que acompañó a Jorge Matute: "Tengo sentimientos de culpa que duraron años"

SANTIAGO.- "No he mentido jamás", insistió Gerardo Ignacio Roa Navarrete, el amigo de Jorge Matute Johns que lo llevó hasta la discoteca "La Cucaracha", el 19 de noviembre de 1999, el día en el que comenzó un misterio policial y judicial todavía no aclarado.

El testigo reconoció, en una entrevista dada a conocer este jueves, que durante años ha experimentado sensación de culpabilidad por no haber buscado a "Coke" el día fatídico en el que su rastro se perdió. Cuatro años después, los restos de Matute fueron encontrados a orillas del río Biobío.

"Son sentimientos de culpa que duraron diez años. Yo lo llamé, yo lo invité y no lo fui a dejar a su casa", afirmó, en una entrevista concedida al noticiario 24 Horas de TVN.

Roa relató detalles de la salida nocturna en la que ambos concurrieron hasta el local. "Lo fui a buscar. Y salió con pinta para ir a bailar con unas chiquillas. Pintaba para una buena noche, tristemente", relató.

Añadió que antes de ingresar al recinto ingirieron alcohol, y descartó de plano que hubieran consumido drogas.

"El consumo en exceso de alcohol se provoca cuando nos estacionamos afuera de la discoteca en el auto. Al menos unas cuatro súper piscolas cada uno", señaló.

"Fuimos a una discoteca de moda donde iban muchachos universitarios. Tristemente, es una historia de borrachos. Tristemente", aseveró.

Roa relató que en un momento, cuando se encontraban dentro del recinto, el grupo que formaban se separó. "El grupo se desarmó", indicó, "y asumí que Coke seguía en otro lado de la discoteca".

"Cuando levanté la cabeza para irme, porque ya era suficiente para mí, y no lo encontré, hubo un minuto en mi cabeza en el que dije 'ya, habrá encontrado con alguien, hay otros amigos'". Ahí está mi sentimiento de culpa", agregó.

"Estuve dando vueltas en la discoteca, y cuando me acerqué a la entrada veo efectivamente a un grupo de gente que está en algún problema, en algo extraño. Identifico gente de la discoteca, al menos dos guardias, e identifico que había mujeres", señaló.

"Y me dí vuelta (pensando) 'aquí no me meto, aquí algo pasó', y retrocedo", añadió.

Roa reconoció en fotografías tanto a Carmen Sereño, pareja del dueño de "La Cucaracha", al propio Bruno Betanzo y al guardia conocido como "El Oso" como integrantes del grupo que observó frente al inmueble.

Al mismo tiempo, dijo que si bien en ese momento desestimó que la persona que aparentemente era retenida por los guardias era Jorge Matute, hoy afirma que no puede asegurarlo.

"Claro que pudo haber sido él. Esa es mi gran dificultad. ¿Y si fue él? Pudo haber sido, pero no tengo la certeza", declaró.

Amenazas de muerte

Roa contó que luego de la desaparicíon concurrió con sus padres a la residencia de los Matute, para ofrecer disculpas por no haber acompañado a Jorge y ponerse a disposición de la familia, pero que fue rechazado. "Entra Álex (hermano de Jorge) y nos dice 'ustedes no son bienvenidos acá'", relató.

Sobre su silencio público sobre el caso, dijo que lo mantuvo por respeto a la familia de su amigo, pese a que recibió constantes emplazamientos de los parientes del joven para que diera a conocer lo que sabía del hecho.

"Esa dureza que recibía de parte de ellos desde el primer momento lo único que provocó fue mi convicción de que estaba en lo cierto, y dejar que comentaran lo que quisieran y dedicarme a lo fundamental, que es aportar a la investigación", aseveró.

Al mismo tiempo, relató que había recibido constantes amenazas de muerte hechas por desconocidos, cuyos autores lo instaban a que hablara sobre lo que sabía del caso. No obstante, insistió en que en todo momento colaboró con la investigación y participó en numerosas diligencias judiciales destinadas a esclarecer lo que ocurrió con Jorge Matute ese día.

"La cicatriz que tengo es la sensación de haber sido castigado muy severamente por un error infantil, haber bebido más de la cuenta y haber confiado en que Jorge iba a estar bien. Y ese error se pagó carísimo", reconoció.