La vida ha cambiado radicalmente para Cecilia desde que se casó con Sebastián. Nunca fue una persona vinculada con la política y menos pensó que terminaría siendo una de las mujeres más ricas e influyente del país.
Ella prefiere distanciarse de la idea de privilegiados y rescata el salto económico que tuvieron debido a la capacidad de Sebastián para generar una de las fortunas más grandes de nuestro país y la propia en cuanto a su capacidad para desarrollar planes sociales.
Sin embargo, hasta el día de hoy tiene reparos frente a la actividad en la que su marido ha dedicado parte de su vida: “La política coarta tu naturalidad. No puedo hablar libremente porque soy dispersa, me voy por las ramas y no tengo el sentido de lo políticamente correcto. Hay demasiadas formas que cuidar. A ratos, veo a una mujer encamisada por la fuerza en las formas de la política”.
Sin embargo, Cecilia decidió apoyar de lleno a su marido en las últimas elecciones. Su sello estaba relacionado con todos los años de experiencia en su vocación social. Ganando cada vez más protagonismo, Cecilia comenzó a asumir un rol preponderante en las actividades de campaña.
Desde siempre y más aún durante época de campaña se permitió opinar sobre distintos temas. Por ejemplo, en temas valóricos se declara a favor de la píldora del día después pero en contra del aborto y está abierta a la inclusión de homosexuales en el gabinete y en las uniones civiles. Y no calla su voz para dar su opinión en temas políticos.