Travieso de niño, tímido de adolescente, elegante y testarudo a sus 28 años, el príncipe William, segundo en la línea de sucesión al trono británico, guarda un gran parecido con su madre, la fallecida Lady Di.
Kate Middleton, su novia oficial desde 2004, le garantizará la vida cálida y familiar que siempre ha querido, según comentaristas de la casa real británica.
Amante de la geografía y los deportes -practica rugby, fútbol, natación y waterpolo-, William compatibiliza en la actualidad sus servicios en el Ejército con su formación en asuntos constitucionales y compromisos oficiales. Su profesión de piloto de la Real Fuerza Aérea (RAF), de la que se graduó en abril de 2008, los obligará a tener su hogar en el norte de Gales.
Nacido en Londres el 21 de junio de 1982, fue bautizado en agosto de ese año como William Arthur Philip Louis de Gales. "Es sorprendentemente bonito y tiene dedos salchichas como los míos", escribió el príncipe Carlos a un amigo cercano, según pudo saber el diario "Daily Telegraph", sobre ese bebé de ojos despiertos que pronto se convirtió en un inquieto y travieso niño omnipresente en los medios de comunicación.
A punto de cumplir los nueve años quedó marcado con una cicatriz en la cabeza, todavía visible, por el golpe recibido de un compañero de colegio con un palo de golf. A los 14 años, William vivió el mediático divorcio de sus padres, que supuso la peor crisis de la monarquía británica desde la abdicación de Eduardo VIII en 1936. En marzo de 1997, ya como alumno de la prestigiosa escuela Eton a la que nunca antes había asistido un miembro de la monarquía, recibió la confirmación y pasó a ser miembro de pleno derecho de la Iglesia Anglicana, de la que será cabeza visible cuando sea rey de Inglaterra. Antes de que terminara el verano de 1997, con entonces 15 años, y su hermano Harry, de 12, recibieron la trágica noticia de la muerte de su madre.
Diana de Gales falleció el 31 de agosto de ese año en un accidente automovilístico en París junto al millonario Dodi Al Fayed cuando trataban de escapar de un grupo de paparazzis. De aquella dolorosa experiencia salió un joven serio, sensato y responsable, cuya vida y la de su prometida ha sido retratada en una película que saldrá a la venta en DVD.
Rompiendo tradiciones
Heredero de la elegancia de su madre, William también se ha ganado el cariño de los británicos, especialmente después de que insistiera en realizar a pie el cortejo fúnebre en el funeral de la princesa de Gales.
Otra nota distintiva fue su decisión de no ingresar en la Marina Real al terminar sus estudios secundarios, como hicieron su padre y su abuelo, y optar por un año sabático y después estudiar en la Universidad. Entre 2000 y 2001, antes de matricularse en la Universidad St. Andrews de Escocia para cursar Historia del Arte, realizó programas de voluntariado en la isla Mauricio y también en Chile, e incluso se internó en las selvas de Belice con escoltas.
De vuelta a Escocia y durante su periplo universitario conoció a Kate, quien también estudiaba Historia del Arte y con la que compartió casa durante cuatro años. El segundo año en St. Andrews, el príncipe optó por realizar los estudios de Geografía, materia en la que se graduó en junio de 2005.
En esos años, buscó alejarse de los tratos de favor de la monarquía y pidió a sus compañeros que se refirieran a él simplemente como William de Gales, se alojó un tiempo en una residencia de estudiantes e incluso se le vio haciendo tareas domésticas.
De él se dice que es estudioso, así como sensible e inteligente, aunque su calificación como graduado no alcanzó el nivel máximo. A sus compromisos académicos siguieron los militares y el 16 de diciembre de 2006 fue nombrado teniente segundo del Ejército británico en Sandhurst, ceremonia a la que asistió Kate Middleton. En julio de 2007 realizó su primera visita oficial solo, en representación de su abuela, la reina Isabel II de Inglaterra, durante los actos conmemorativos de la II Guerra Mundial en Nueva Zelanda.
Ese año, William y Kate Middleton rompieron después de seis años de relación a causa, según los tabloides británicos, del acoso de los "paparazzi" y de la indecisión del príncipe a comprometerse en serio. No pasaron más de cuatro meses separados. Y ahora el altar los espera.