A sus 60 años, este hijo de un agricultor del suroeste francés, precoz en política y estudioso del rey Enrique IV, se presenta como el candidato del equilibrio perfecto para sacar a Francia de la crisis.
El “tercer hombre” de las últimas presidenciales, cuando acabó con casi el 19 % de los sufragios en la primera vuelta, aparece ahora lejos de esa opción en los sondeos, que le auguran entorno al 10 % de los votos.
Surgido de la familia política conservadora -compartió Gobierno con Sarkozy entre 1993 y 1995, cuando fue ministro de Educación-, Bayrou se fue alejando de esas tesis para crear un espacio político de centro, que en 2007 agrupó entorno al MoDem, un partido de inspiración cristianodemócrata sustentado en la personalidad de su líder.
Bayrou se ha convertido en un valor electoral en alza. En 2002 concurrió por primera vez a las presidenciales al frente de la UDF fundada en 1978 por Valéry Giscard d'Estaing y obtuvo el 6,48 %.
En 2007 convenció a un quinto de los franceses. Pero su estrella pareció apagarse posteriormente y en 2007 fracasó incluso en la conquista de la alcaldía de Pau, su ciudad.