Biografías

Una leyenda viviente

 

Madonna Louise Veronica Ciccone, Madonna, nació el 16 agosto 1958 en Bay City, Michigan, en las afueras de Detroit.

 

Es la tercera de los ocho hijos (cuatro hombres y cuatro mujeres) de Silvio Ciccone, un ingeniero de origen italiano. Los cinco primeros con Madonna Fortin, una dueña de casa de origen francocanadiense, y los otros tres, con la que era la nana de los mayores, Joan Gustafsan.

 

La cantante perdió a su madre, muy temprano, a los seis años, a causa de un cáncer mamario, cuando tenía solo treinta años. Su padre se volvió a casar tres años después, lo que produjo una enorme molestia en su hija.

 

Desde pequeños, los Ciccone debían practicar un instrumento musical, obligados por su padre. A Madonna le tocó el piano, pero no le gustaba. Gracias a sus buenas notas, logró convencer a su papá para que la dejara estudiar danza, que, además de ser su pasión, la alejaba de su madrastra durante las tardes.

 

Su adolescencia no fue fácil; sin embargo, gracias a Christopher Flynn, un destacado coreógrafo homosexual, que conoció en la escuela de baile, se convirtió en una excelente bailarina. Fue así como consiguió una beca para estudiar en la Universidad de Michigan.

 

Después de un tiempo, decidió que ese no era su camino y, sin el consentimiento de su padre, se fue a Nueva York, con sólo 37 dólares en el bolsillo; doce de los cuales perdió apenas llegada en un taxi que la llevó a Times Square.