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Biografías

La trayectoria de la cantante incluye, por lo general, una polémica aparejada a cada disco. En los primeros, molestó a ciertos grupos por vestir crucifijos y encajes a la vez. En 1989 editó el controvertido "Like a prayer", donde besaba, en el videoclip de esta canción, a un santo negro, mientras aparecían cruces que ardían sobre una colina al estilo del Ku Klux Klan. Luego vino Erótica, el disco, el libro Sex y las escenas donde aparecía besándose con otras mujeres, lo que repitió hace dos años, cuando besó en los labios a Britney Spears y Christina Aguilera, ­ambas con traje de novia, en un show de MTV.

 

Esta vez, los que están enojados son los rabinos de Sabed, en Galilea. Según ellos, Madonna habría cometido sacrilegio al dedicar una de las canciones del álbum a un santo judío. Ella se ha defendido diciendo que el nombre es en alusión a Isaac Sinwani, quien hace la segunda voz en el tema, entonando en hebreo los versos del poema Im Nin' Alú.

 

Ha sido la única defensa que ha ejercido esta vez. Porque Madonna dice estar más en dominio de su ego y lo confiesa en las canciones de su disco. "Ahora puedo decirles sobre el lugar al que pertenezco, puedo ver las cosas como realmente son", canta y no se detiene a pensar en contradicciones, más bien las echa por tierra.

 

 

Por todo esto y más, Madonna es una leyenda viviente.

 

 

 

 

 

 

 



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