Henry Ford II en una conferencia de prensa en 1977.
DEARBORN.- A fines de septiembre de 1945 tuvo lugar un momento histórico en la trayectoria de Ford Motor Company. Fue la fecha en que el patriarca Henry Ford abandonó definitivamente la presidencia de la automotriz en favor de su nieto Henry Ford II.
En realidad, fue la segunda vez que el fundador de la compañía entregaba el cargo. La primera vez lo había hecho en favor de su hijo, Edsel Ford, quien condujo el necesario proceso de modernización de la empresa y complementó a su padre en numerosas iniciativas industriales, incluyendo la de fabricar aviones y de producir equipo militar durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, Edsel Ford falleció de un cáncer estomacal en mayo de 1943 y eso significó que el patriarca Henry, ya octogenario, volviera a presidir un imperio que se presentaba mucho más grande y complejo.
Para cuando Edsel falleció a la edad de 49 años, la familia Ford (especialmente la esposa de Henry Ford, Clara) hizo venir a Henry II, el hijo mayor de Edsel, para encargarse de la empresa.
Por esos años el joven heredero cumplía el servicio militar y aún carecía de la formación gerencial necesaria para asumir el mando, pero aun así la familia lo consideraba más apto que el viejo Henry, quien ya falto de la vitalidad de los años de juventud, se apoyó más de lo prudente en su hombre de confianza, Harry Bennett, quien se comportaba más como un caudillo que como un empresario.
Fue necesaria toda la presión de Clara Ford, por no mencionar una demanda legal, para que el magnate cediera y se hiciera a un lado.
Finalmente eso ocurrió a fines de septiembre de 1945, dando inicio a un largo período que duró casi cuatro décadas durante las cuales Henry Ford II mantuvo férreamente su rol como sucesor de su abuelo.