SANTIAGO.- Conocido popularmente en Chile como "Citrola" o "Citroneta", el Citroën 2CV se transformó en uno de los autos más icónicos de todos los tiempos y este 2018 celebra 70 años desde su lanzamiento que lo catapultaron como uno de los vehículos más famosos del siglo pasado.
El Citroën 2CV fue presentado el 7 de octubre de 1948 en el Salón del Automóvil de París iniciando una historia llena de éxitos. Aunque el diseño rústico del coche también suscitaba burlas, se llegaron a vender millones de unidades en todo el mundo.
De esta forma entre 1948 y 1990, año en que dejó de fabricarse el vehículo, se fabricaron 3.872.583 unidades del 2CV y 1.246.306 unidades con la carrocería furgoneta, llegando a un total de 5.118.889 unidades fabricadas.
"Nosotros, en el mundillo automovilístico, tenemos un lema: este no es un coche, es un estilo de vida", dice Xavier Audran, miembro del Club Generation 2CV.
Así nació el modelo
Cuenta la historia que el fabricante Citroën le interesaba originalmente fabricar un auto económico para el pueblo. El presidente de la compañía de ese entonces, Pierre-Jules Boulanger, quería un coche capaz de transportar "con un confort impecable" a cuatro personas y 50 kilos de papas a una velocidad de 60 kilómetros por hora y fue así como se inició su creación.
Fue así como el “espartano” automóvil comenzó su marcha triunfal en los años 50 llegando a fabricarse más de cinco millones de unidades, aunque de todas formas fue una cifra bastante inferior a los 21,5 millones de "escarabajos" producidos por la alemana Volkswagen.
Mientras que el "escarabajo" es un símbolo del milagro económico alemán, los franceses asocian el 2CV con los 30 años gloriosos de la posguerra. En el exterior, el 2CV era también un símbolo de Francia, como el vino tinto y los cigarrillos Gauloises.
El 2CV incluso se convirtió en una estrella de cine: El actor cómico francés Louis de Funes subía como "gendarme de Saint Tropez" al vehículo tambaleante al igual que Roger Moore como James Bond.
A lo largo de los años, el 2CV se fue adaptando una y otra vez a los nuevos colores de moda y el fabricante aumentó notablemente la potencia del motor, pero la forma nunca cambió. Hasta que el modelo se dejó de fabricar en Francia en 1988. Dos años más tarde salió el último ejemplar de la planta de Citroën en Portugal.