En un nuevo aniversario de la caída del Muro de Berlín (9 de noviembre de 1989) el nombre de Ampelmann vuelve a tomar fuerza como uno de los íconos de la República Democrática Alemana y que con el paso de los años se transformó en un símbolo turístico y cultural del país europeo.
Ampelmann, más conocido como el “hombrecillo del semáforo”, nació en octubre de 1961 en la Berlín Oriental gracias al psicólogo Karl Peglau quien trabajaba en el Servicio de Transportes y Comunicaciones y que pretendía modificar los diseños de todos los semáforos.
El objetivo del psicólogo, según la prensa local, era cambiar los diseños de la señalética para los autos con el fin de ayudar a las personas que tenían problemas para diferenciar los colores.
Así, por ejemplo, si bien los colores seguirían siendo rojo, amarillo y verde, se realizaría un cambio en las formas geométricas.
El nacimiento de un ícono
No obstante, su propuesta no tuvo un buen recibimiento de parte de las autoridades básicamente por el alto valor que significaba modificar todos los semáforos de la República Democrática Alemana.
Fue así como Peglau enfocó sus esfuerzos en cambiar al tradicional símbolo para los peatones de los semáforos. La historia cuenta que en 1961 el psicólogo presentó de manera oficial a Ampelmann, un pequeño hombre con sombrero que comenzó tímidamente a instalarse en los semáforos hasta que, después de un largo proceso de trámites, fue aprobado para una implementación más masiva.
Luego de algunos años, Ampelmann se hizo conocido en casi toda la Berlín Oriental e incluso las escuelas lo utilizaban para la educación vial de los niños.
Después del Muro de Berlín
Después de la caída del Muro de Berlín, el símbolo de los semáforos de la ahora ex República Democrática Alemana comenzaron a ser cambiados por las tradicionales siluetas que se usan en casi todo el mundo.
Sin embargo, un grupo de fanáticos de Ampelmann decidió realizar una completa campaña para mantener al “hombrecillo del semáforo” que se sumó a los intereses de la industria turística de mantener al símbolo vivo.
Así las cosas, en 1996 se inauguró el primer negocio con souvenirs y accesorios dedicados de manera íntegra a esta figura de los semáforos, según indica la prensa internacional.
De ahí en más Ampelmann no salió ni de los semáforos ni de varias tiendas de Berlín que lucen hasta el día de hoy un verdadero símbolo del tránsito que lleva décadas en las calles alemanas.