El impacto financiero generado por la crisis sanitaria desatada por el Covid-19 empujó al Grupo Renault a implementar una nueva y drástica estrategia a fin de estabilizar su economía disponiendo el recorte de puestos de trabajo, el cierre de fábricas y la reducción de sus inversiones.
En medio de este complejo escenario, la marca deportiva de Renault, Alpine, afronta un incierto futuro mientras el grupo analiza los caminos que tomará para asegurar la supervivencia de la empresa tras haber sido “resucitada” en 2017 por el fabricante francés.
En esa línea, el constructor galo se ha replanteado "muy seriamente" el futuro de la citada marca que en la actualidad tienen solo un modelo en su catálogo, el Alpine A110.
(Alpine A110 - 2017)
Así lo aseguró el presidente de la marca, Jean-Dominique Senard, al sitio Autocar, oportunidad donde planteó que un camino que se podría tomar para asegurar la continuidad de la firma francesa es convertirla en una marca de rendimiento 100% eléctrica.
De ahí que Renault se encuentra en un periodo de “reflexión abierta” sobre los caminos que tomará la marca una vez que finalice la producción del A110.
Cuando se pregunta a Jean-Dominique Senard sobre las implicancias de esta “reflexión” en el futuro de la compañía deja en claro que el objetivo primordial es conseguir darle el valor suficiente, tanto a la marca como a la planta de Dieppe, para que sean útiles al grupo, así como también rentable.
“Claramente, Alpine es una marca maravillosa y tenemos que mirar muy, muy en serio el futuro de esta marca para ver cómo puede aportar valor agregado al grupo" explica el alto ejecutivo.
Respecto de la planta Dieppe el presidente de Alpine dijo que es "bastante obvio que no podemos continuar como lo estamos haciendo hoy (...) Esta planta no fabrica suficientes vehículos para que podamos discutir su futuro serenamente. Intentaremos seguir agregando valor a la planta de Dieppe”, sentenció.