Hay autos que han pasado a la historia por protagonizar lamentables eventos y entre ellos uno de los más enigmáticos es, sin lugar a dudas, el Porsche 550 Spyder que James Dean conducía cuando se estrelló y murió en 1955, poniendo fin a una auspiciosa carrera en Hollywood.
Precisamente una parte del “Little Bastard”, nombre que le dio la estrella de cine a su auto antes de fallecer, fue subastada hace unos días. Se trata del transeje del deportivo alemán por el cual se pagó la increíble suma de 380.000 dólares (alrededor de 273 millones de pesos chilenos).
Según se informó, el nuevo propietario de la pieza, que contiene la caja de cambios del auto, es Zak Bagans, un conocido presentador e investigador paranormal del programa "Buscadores de fantasmas".
Bagans es un incansable coleccionista de objetos macabros y ya anunció que piensa exponer la pieza maldita en su museo embrujado, en Nevada.
(Réplica del Porsche 550 Spyder de James Dean)
Y no es para menos, ya que la muerte del actor ha estado por años plagada de extrañas y hasta escalofriantes historias, al igual que las piezas que lograron ser rescatadas del Porsche 550 Spyder.
Una de las más conocidas relata que cuando el actor estadounidense James Dean, ícono del cine de los años 50, compró el exclusivo Porsche 550 Spyder se encontró con su colega Alec Guinness (Obi-Wan Kenobi en Star Wars), quien le advirtió que si manejaba ese automóvil terminaría muerto en menos de una semana.
Siete días después de esa conversación el prometedor actor estadounidense murió al protagonizar un devastador accidente de tránsito en California al impactar el deportivo contra un Ford de 1950.
El propio Guiness recordó años después esa conversación. "Fue una de esas cosas raras. Fue una experiencia muy, muy extraña y espeluznante. También me gustaba mucho (Dean). Me hubiera encantado haberlo conocido más", dijo el actor.
Pero eso no es todo, ya que el deportivo alemán se ganó el apelativo de “auto maldito” no solo por la muerte del joven actor, ya que según cuenta la historia, quienes usaron sus piezas como repuesto también sufrieron rachas de mala suerte que se tradujeron en graves accidentes con lamentables resultados.
Es el caso, por ejemplo, del piloto Troy McHenry, quien murió en un accidente mientras competía en 1956 en un automóvil que, según los informes, estaba equipado con varias partes del vehículo de James Dean. Como esta hay otras historias que llevaron al auto a la categoría de maldito.
Con el tiempo las piezas del Porsche 550 Spyder desaparecieron, la carrocería fue robada en 1960, y a la fecha solo se conoce de la existencia certificada de este transeje descubierto en 2020 por el restaurador de Porsche, Don Ahearn, mientras buscaba piezas para otro modelo clásico de la marca.