En desacuerdo por el accionar del presidente ruso Vladimir Putin, varios fabricantes de distintas industrias han decidido cortar relaciones con Rusia, tanto los que tienen presencia fabril como aquellos que importan. Ante esta situación, Andrei Turchak, secretario del consejo general del partido gobernante Rusia Unida, advirtió que Moscú podría nacionalizar los activos extranjeros inactivos.
El político señala que el partido en general considera que la paralización y las retiradas de las empresas extrajeras también son una declaración de guerra, pero no contra Putin sino contra los ciudadanos. Turchack indica que “Rusia Unida propone la nacionalización de fábricas de compañías que anuncian su salida y cierre de producción en Rusia durante la operación especial en Ucrania”.
Antes de la invasión a Ucrania, el mercado ruso estaba siendo muy atractivo para algunas empresas. La industria automotora había empezado a tomar fuerza en este país hasta que las sanciones por la guerra fueron complicando el panorama económico.
Los fabricantes que tienen plantas en territorio ruso actualmente afrontan problemas de logística y falta de insumos para llevar a cabo su producción, o directamente han cesado sus funciones como represalia o en apoyo a Ucrania.
En lo que respecta al Kremlin, no hay gran diferencia y han señalado que hay una lista negra de países que podrían verse afectados entre los que están EEUU, Canadá, Europa, Japón, Corea del Sur, etc. Aseguran que esto va más allá del petróleo y otras materias primas.
En el caso de las fábricas de BMW, Mercedes-Benz o Daimler Truck -en colaboración con Kamaz-, han tenido que paralizar sus funciones. La escasez de componentes de automoción hace inviable que sigan trabajando. La industria del automóvil que se tejió en Rusia en los últimos años está sufriendo los duros coletazos de la guerra iniciada por Putin.
Por el momento, la presión internacional no tiene intenciones de ablandar sus sanciones contra Rusia. Hay un constante goteo de empresas que siguen anunciando que se retirarán del país, estos hechos han provocado filas enormes en sus locales durante los últimos días de actividad en el territorio.
En tanto, Andrei Turchak, señaló que “es una medida extrema, pero no toleraremos que nos apuñalen por la espalda y protegeremos a nuestro pueblo. Esta es una verdadera guerra, no contra Rusia en su conjunto, sino contra nuestros ciudadanos".
Lo que sí dejó en claro el político, es que lo que buscan estas medidas es proteger a los trabajadores, aunque hasta ahora las empresas no han dejado de pagar a su personal. El secretario del consejo general del partido gobernante Rusia Unida, comentó que “tomaremos medidas de represalia, de acuerdo con las leyes de la guerra”. Puede ser con indemnización (expropiación) o directamente mediante confiscación.
