La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, reactivó su plan de peaje por congestión en Manhattan con el objetivo de reducir el tráfico, disminuir la contaminación y generar recursos para mejorar el transporte público.
La medida, que entrará en vigor antes de que Donald Trump asuma la presidencia de Estados Unidos el próximo 20 de enero, busca aliviar uno de los mayores problemas de la ciudad en cuanto a la alta circulación de vehículos.
El peaje, que se aplicará a los autos que ingresen a Manhattan por debajo de la Calle 60, establece tarifas diferenciadas dependiendo del vehículo. Así las cosas, indicaron, los automóviles deberán pagar 9 dólares, 14,40 dólares los camiones pequeños y autobuses, y 21,60 dólares para camiones grandes y autobuses turísticos. Estas cifras son inferiores a las propuestas originalmente en enero, cuando se plantearon tarifas de hasta 15 dólares para automóviles.
La iniciativa también pretende financiar la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA), responsable de las líneas de metro y autobuses de la ciudad. Según Hochul, esta medida permitirá ofrecer un transporte público más eficiente y aliviará el tráfico en una de las zonas más transitadas del mundo.
Organizaciones como Riders Alliance han respaldado la medida, destacando su potencial para financiar proyectos que beneficien a los usuarios del transporte público. Sin embargo, no está exenta de críticas. El congresista Mike Lawler calificó el programa como una “absurda apropiación de fondos”, mientras que Donald Trump expresó su desacuerdo, aunque señaló que tiene respeto por la gobernadora.
La implementación del programa ha sido un tema polarizante. Aunque Hochul suspendió inicialmente la medida en junio debido a la oposición de viajeros y empresas, ahora planea materializarla, pese a las tensiones políticas y económicas que podría generar.
Críticos han sugerido que su reactivación responde a los resultados electorales, acusación que Hochul ha rechazado, asegurando que la decisión es parte de un plan estratégico a largo plazo para mejorar Nueva York, ciudad que con esta medida se suma a otras grandes urbes que han adoptado sistemas de peaje por congestión, como Londres y Estocolmo, en un esfuerzo por equilibrar la movilidad urbana y la sostenibilidad ambiental.