El gobierno de Japón dijo que vigila atentamente los nuevos aranceles sobre la industria automotriz que planea aplicar el presidente estadounidense, Donald Trump, y de los que pidieron ser excluidos, junto a otras medidas similares.
"Japón ha transmitido al Gobierno de Estados Unidos que el sector del motor es muy importante para el país", dijo al respecto el portavoz gubernamental nipón, Yoshimasa Hayashi, en una rueda de prensa.
"El Gobierno japonés va a estudiar minuciosamente el contenido de esta medida y su influencia para adoptar las acciones adecuadas", añadió Hayashi al ser preguntado por las novedades sobre el gravamen.
El presidente Trump anunció en horas previas que calcula que el nuevo arancel que prevé imponer a partir del 2 de abril a las importaciones nacionales de vehículos rondará el 25%, un alza más que significativa si se considera que el gravamen actual de las importaciones estadounidenses de estos bienes es del 2,5%, por lo que su alza tendría un impacto importante en la industria automotriz japonesa.
De hecho, solo el sector automotriz supuso el 28,3% del total de las exportaciones japonesas a EE.UU. en 2024, siendo la principal actividad, seguida por los envíos de componentes para automóviles, que anotaron el 5,8 % del total, según los datos gubernamentales recogidos por el diario Nikkei.
El periódico especializado afirma que entre los grandes fabricantes locales, Honda y Nissan, segundo y tercer mayores fabricantes de vehículos de Japón por volumen de ventas, están estudiando alternativas para ajustar su producción y aliviar el impacto de los aranceles.
El presidente de la propia Nissan, Makoto Uchida, ya afirmó la semana pasada que el fabricante está considerando trasladar su producción en México a otro lugar si entran en vigor los otros aranceles del 25% que Trump también ha prometido imponer a ese país, además de Canadá, y que permanecen de momento suspendidos.
Japón ya anunció en su momento que está en contacto con EE.UU. desde que el presidente Trump anunció sus “aranceles recíprocos” con países que a su juicio mantienen gravámenes injustos con su país y aquellos que aplican "barreras no arancelarias", como las que considera que usa el país asiático.