Los autobuses urbanos propulsados por diésel o gasolina están en retirada en Europa, y así lo dejó en evidencia un reciente informe de la organización Transport & Environment (T&E), donde se muestra que casi la mitad de las unidades vendidas en los mercados del bloque durante 2024 fueron ejemplares cero emisiones.
Según el reporte, del total de buses urbanos comercializados el año pasado, el 49% correspondió a ejemplares cero emisiones, con un claro dominio de los modelos eléctricos a batería, que representaron el 46% del total de ventas. Por su parte, las unidades propulsadas por pila de hidrógeno alcanzaron el 3%, una cifra modesta, pero que refleja un crecimiento mayor al esperado.
Esta evolución, según recoge una nota de Autobild.es, supera incluso los objetivos de la Directiva de Vehículos Limpios de la UE y las normativas de CO2 para vehículos pesados.
Desde T&E estiman que, de mantenerse esta tendencia, en 2027 todos los autobuses urbanos nuevos vendidos en la región podrían ser de cero emisiones. Este cambio se atribuye tanto a regulaciones comunitarias como a políticas locales, como la implementación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las principales ciudades europeas.
No obstante, el progreso no ha sido homogéneo en los países del bloque. Mientras Países Bajos, Finlandia e Islandia alcanzaron en 2024 una cuota del 100% en ventas de autobuses eléctricos, otros países muestran una adopción más lenta. España lidera entre los grandes mercados, con un 57% de unidades cero emisiones, por delante del Reino Unido (56%) e Italia (44%).
Considerando el periodo 2021-2024, Países Bajos se posiciona como el líder absoluto, ya que el 99% de sus nuevos autobuses fueron eléctricos o de hidrógeno, mientras que Finlandia y Noruega le siguen con cuotas del 97% y 95%, respectivamente.
Uno de los ejemplos más notables de esta transformación es Estonia. Tras no contar con ningún autobús eléctrico hasta 2023, en 2024 el 84% de sus nuevas adquisiciones fueron de cero emisiones.
T&E destacó que, para consolidar este avance, se deben priorizar las licitaciones de autobuses eléctricos e impulsados por hidrógeno, dejando de lado otras opciones que, aunque más limpias que el diésel, no son completamente libres de emisiones.
El organismo proyecta que 2025 será un año clave, ya que podría ser el punto de inflexión en el que más de la mitad de los nuevos autobuses urbanos en Europa sean totalmente libres de emisiones.