El fabricante de vehículos surcoreano Kia Motors denunció el robo de unos 900 motores de combustión nuevos desde una de sus plantas en India, delito que se cometió durante los últimos cinco años y que fue ejecutado por funcionarios y ex empleados del complejo, quienes manipularon documentación para ocultar las pérdidas.
El hallazgo fue posible gracias a una auditoría realizada el mes pasado y que detectó discrepancias en los registros de inventario. Aunque en un principio se creyó que los motores habían sido robados durante el transporte, las pruebas demostraron que sí ingresaron a la planta antes de que se perdiera su rastro.
Debido a la denuncia, las autoridades locales abrieron una investigación formal y ya se han conformado tres equipos especiales de policía para rastrear a los responsables. Según las primeras declaraciones, el robo fue ejecutado de manera gradual y planificada, y todo indica que hubo complicidad interna.
Recuperar los motores robados parece una tarea casi imposible, indica una nota de Autobild.es, ya que todo apunta a que estos fueron vendidos a talleres mecánicos o particulares, e incluso instalados en vehículos que hoy circulan en India o países vecinos. Además, la falta de registros claros con números de identificación complica aún más el rastreo.
Kia aún no se ha pronunciado oficialmente sobre el impacto económico del robo. El caso sigue abierto y se espera que en los próximos meses las autoridades logren esclarecer esta inusual y prolongada operación delictiva.