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El dramático día en que Tomás González lloró y terminó clasificando agónicamente en el salto

En menos de 24 horas, el mejor gimnasta de la historia de Chile vivió de todo. Polémicas, amargura y felicidad contenida.

07 de Agosto de 2016 | 08:13 | Leonardo Vallejos, enviado especial a Río
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De todo vivió en un día Tomás.

Comunicaciones Coch.
RÍO DE JANEIRO.- Un día que difícilmente olvidará. Tomás González vivió de todo ayer sábado en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

El inicio no fue nada de bueno. Todo lo contrario. Rabia, impotencia, frustración y pena. Todo en una sola pasada por la prueba de suelo.

El mejor gimnasta chileno de la historia se había preparado hace mucho tiempo con su rutina de 6,8 de exigencia. Todo para cobrarse revancha y conseguir la medalla que por un sólo puesto le fue esquiva en Londres 2012.

Incluso anunció que se enfocaría casi en su totalidad a suelo. Y que sí se decidía, se atrevía al salto. Lo que pasó el sábado quiso decir que se invirtieran los papeles.

Cara de felicidad, se sentía ganador. Terminó su rutina de suelo y miró a su entrenador Antonio Espejo. Los dos estaban conformes. Saluda a la cámara oficial, es felicitado por otros competidores y se queda de pie esperando su resultado. "Si saco sobre 15,300 no competiré en salto". Ese era su aviso.

Se desmoronó todo. 15,066 puntos. Fin a la ilusión, aunque aún quedaban tres subdivisiones más. No lo podía creer. La duda se sembró en todos. ¿Competirá en salto? ¿Habrá quedado tan "caliente" como para seguir?

Pasaron las horas. Dos en total. Y sí. Sí a todo. Apareció con el número 115 en su espalda y dijo vamos. Se echó magnesia en las manos. Aplaudió y sacó lo mejor de sí. Dos saltos que le dieron 15,149 de promedio. Puntaje que podría alcanzarle para la final.

Pero seguía enojado. "Fue un robo. Los jueces son comprados con regalos. Se favoreció a Brasil. Siempre pasa". Esas duras acusaciones revelaron cómo se sentía.

Se fue con su familia. Quería despejarse un poco. No pensar en si llegaría el fin de su ciclo olímpico.

Y arrancó la última subdivisión. Bien avanzada la tarde. Rusos, ucranianos, rumanos eran las amenazas de desplazarlo.

Pasó del 3 al 4, del 4 al 5, del 5 al 6, del 6 al 7 y del 7 al 8. No podía bajar más. Y así fue.

Fue el último clasificado a la final de salto. Este lunes buscará dejar atrás todo lo malo de ayer y por fin colgarse una medalla.
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