Tiger Woods no la pasa bien.
AP
SANTIAGO.- Si en los 90 y hasta mediados del 2000 Tiger Woods era uno de los deportistas más destacados e importantes el mundo, gracias a su brillante y prolijo camino en el golf, hoy le sucede todo lo contrario. Y es que el hombre de 41 años lleva más de siete años de destacar más por su vida personal que por logros deportivos.
Atrás han quedado esas portadas donde el estadounidense lucía sonriente, feliz de haberse adjudicado algún torneo. Desde el 2009 que todo eso ha cambiado y los buenos momentos empezaron a descender paulatinamente con algunos actos "poco afortunados" del ex número 1.
Ese año marcó un a ntes y un después, luego que protagonizara un lío que lo involucró en infidelidades a su mujer. Él mismo admitió tener adicción al sexo.
Tras este hecho anunció su alejamiento momentáneo del golf "para entregar más tiempo a su familia e intentar salvar su matrimonio". Pero no fue suficiente, porque al poco tiempo después se reveló que sus esfuerzos por mejorar mediante tratamientos y buenos comportamientos no ayudaron. Su relación conyugal llegó a su fin en 2010. Ese mismo año decidió regresar a la cancha y alimentar la relación que mejor sabe mantener, con el golf.
Fue precisamente en ese momento en el que se marcó un hito para Tiger Woods. Su carrera comenzó a decaer, siendo más escasos los logros obtenidos. De hecho, entre 2012 y 2016 participó sólo en cinco torneos, de los cuales en tres resultó victorioso, pese a los constantes problemas en su espalda, los que lo afectan desde 2015. Éstas no le permitían golpear la bola adecuadamente. Es por eso que en abril pasado se realizó la cuarta operación en aquella zona.
Su último escándalo
Los trastornos en su espalda se relacionan con lo que ocurrió ayer cuando fue detenido en Palm Beach, Florida, por conducir bajo efectos de estupefacientes. En el informe policial no precisaron sobre la existencia de alcohol o drogas, pero sí se filtró una imagen del rostro de la estrella de golf que dejó en evidencia el estado decadente en el que se encuentra.
A través de un comunicado, Woods aclaró que esto no se debió a un comportamiento intencional sino que se encontraba medicado producto de la cirugía a la que se sometió hace algunas semanas y la combinación entre los fármacos le habrían provocado una reacción inesperada.
El texto finaliza con una declaración que refleja la conciencia que posee del tema y que de seguro podrá dejar tranquila a la industria deportiva y a sus fanáticos: "yo también espero mucho más de mí".
Y es que últimamente el golfista de 41 años ha hecho noticia por sus conductas erráticas que lo tienen ocupando las páginas deportivas, subrayando sus escándalos y no su carrera. La crítica ha sido dura con él y no le ha dado tregua. Inclusive, han llegado a plantear que el estadounidense puede estar dejando ir su exitoso trayecto deportivo a propósito a través de estos comportamientos.