SANTIAGO.- Acercarse hoy en día a Juan Carlos Gaete no es fácil. El asedio mediático que ha sufrido los últimos días tienen a sus amigos en alerta ante cualquier vehículo sospechoso que se acerque al pasaje donde vive en la población El Castillo de La Pintana, barrio donde creció el jugador. Si algún auto desconocido se aproxima, es interrogado. La prensa no es bienvenida. Lo protegen sus propios amigos de infancia.
El delantero ha acaparado todos los focos esta semana
producto de su indecisión de permanecer o no en Colo Colo. Pese a que llegó desde Cobresal como revelación de la Primera B, tantos flashes terminaron por encandilarlo y ahora su cabeza se encuentra bloqueada por un manto de dudas, que siguen sin ser aclaradas pese a que corren y corren los días.
El jugador "quiere tomar la decisión con calma" y por eso rechaza a los medios, según señalan sus cercanos.
Pero antes de la fama que adquirió de golpe desde que fue fichado por el Cacique, antes incluso de que debutara en el profesionalismo junto a Magallanes, Gaete no se veía convirtiendo goles en Primera División. Su sueño era todo lo contrario: contenerlos.
El joven de 21 años dio sus primeros pasos en las canchas como arquero, en la filial que Deportes La Serena tenía en La Platina, en La Pintana. Y si bien contaba con ciertas aptitudes para jugar bajo los tres palos, el hecho de que fuese muy pequeño en ese entonces le impedía tener un buen desempeño por alto. "Le decíamos 'Colaless', porque no tapaba mucho", recuerda a Emol uno de sus "eternos" amigos.
En el club "papayero", el jugador tuvo a dos profesores de lujo: Patricio Contreras y Juan Cortés Medel, quienes en los 90 habían comandado todo el proceso formativo de Colo Colo del cual surgieron jugadores de la talla de Arturo Vidal, Claudio Bravo, Jorge Valdivia, Matías Fernández, entre otros.
(Gaete, ubicado arriba, en el último puesto hacia la derecha, justo al lado del delegado Patricio Sepúlveda, era uno de los más pequeños en La Serena)
Fue Cortés quien "ayudó" a Gaete a encontrar su puesto en el campo, luego de tres años jugando en el arco. "Nosotros hacíamos mediciones físicas regularmente. Fuerza de brazos, velocidad, resistencia, etcétera. Y resulta que durante una medición nos dimos cuenta que Gaete era uno de los más rápidos del plantel. Y nos preguntamos '¿cómo va a ser más rápido que todos?'. Incluso pensamos que el cronómetro estaba malo. Después lo volvimos a medir y efectivamente era súper rápido. Y como era bajito, entonces pensamos que no daba para la portería. Ahí empezó a jugar arriba", relata.
El radical cambio dio resultados inmediatos. En las Sub 13 y 14 de La Serena Gaete se transformó rápidamente en uno de los goleadores del equipo. El juego directo que practicaba en ese entonces su DT le favoreció a la hora de inflar redes. "Por lo general metíamos balones largos desde la defensa y ahí Gaete explotaba su velocidad. Hizo muchos goles así", detalla Cortés.
Considerando que la filial de La Serena en Santiago terminaba a los 14 años -y luego el equipo de la Cuarta Región pasaba a ser el representante oficial en el torneo infantil-, Gaete debió buscar nuevos rumbos. Aunque no tuvo problemas ya que en pocas semanas concretó su arribo a Magallanes. Ya era conocido en su papel de artillero.
De ahí en adelante la carrera de Gaete fue puro ascenso. El 2015 partió a competir en Segunda División Profesional junto a Santa Cruz y el 2018 arribó a Cobresal, donde comandó a su equipo a conseguir el ascenso al fútbol de honor, lo que llamó la atención del cuadro albo. En medio, incluso fue considerado para las selecciones menores.
Los problemas que lo tienen con un pie fuera del Monumental
Sin embargo, desde pequeño el atacante ya presentaba algunas actitudes que dejaban dudas sobre su comportamiento, como su falta de madurez, que, según cuentan sus cercanos, hoy en día juega un rol clave en su decisión de ver si sigue en Colo Colo o buscar nuevos rumbos.
"Siempre tuvo esa personalidad.
Era muy alegre, el alma del camarín, pero nunca le gustó ser el 'florerito'. Por eso no me extraña la actitud que ha tomado. Para llegar a un club grande, con ese camarín fuerte, quizás no tenía la resistencia psíquica suficiente para aguantar todo este proceso", detalla otro DT que lo tuvo bajo sus órdenes, pero que prefiere mantener el anonimato.
Marco Garrido, sicólogo deportivo que conoció al jugador en Magallanes, profundiza sobre este ítem. "Yo creo que la etapa de la formación de Gaete tuvo un freno. Desde que él sale de Magallanes comienza una etapa competitiva, buscando minutos en competencia, buscando favorecer el juego, y ahí se produce ese quiebre y en ese quiebre es donde no se logra consolidar su madurez. Y eso repercute ahora a los 21 años. La solución es que siga trabajando, perseverando y que siga apoyándose en el cuerpo técnico que tiene", afirma.
Pero aquella falta de desarrollo en su personalidad no es lo único que ha afectado a Gaete el último tiempo. Los problemas con su ex pareja, madre de su hija, también han provocado confusión en su mente, que sigue sin saber qué hacer.
De hecho, según contó El Mercurio el jueves, el futbolista fue demandado por pensión alimenticia. El amigo de Gaete explica que con ese episodio "partieron todos" sus inconvenientes. "Eso le afectó mucho. Incluso se ha cerrado un poco a hablar con sus amigos. Ahora el Juan no más sabe qué va a pasar (con su futuro)", añade la fuente.
Su "padre futbolístico"
Si bien en todos los camarines que ha estado Gaete saben de este tipo de problemas con su "inestabilidad emocional", hay un entrenador que ha sido clave en lo que es hoy el delantero:
Gustavo Huerta.El actual técnico de Cobresal conoció a "Juan Carlos" -como a él le gusta llamarlo- en
Santa Cruz el 2015, cuando el DT apareció en el equipo de Segunda División, después que dejara la institución por malos resultados, José "Pepe" Díaz.
Es tan importante Huerta en lo que termina siendo Gaete que a su llegada al equipo de la Región de O'Higgins, el escurridizo jugador no era muy considerado por el anterior estratega, pero
la llegada de Huerta le dio un nuevo aire, tomó camiseta de estelar y se convirtió en figura del equipo.
Huerta de inmediato se dio cuenta de las aptitudes del hoy aún futbolista albo, pero también "
entendió que era especial", comentan desde Santa Cruz.
"
En el segundo período de Huerta, lo volvió loco, porque a veces no quería jugar y se hacía el lesionado, pero todos sabían que no era así", recuerda un dirigente del actual campeón de la Segunda División.
Fue en ese período también que
Héctor Robles comenzó a llamarlo a la selección
Sub 20, pero al poco tiempo desapareció de las nóminas. "
No quería estar en Santiago y acusaba lesiones. Robles se dio cuenta y no lo llamó más, porque después aparecía jugando en Santa Cruz", rememoran en la ciudad vitivinícola.
Pero pese a que Huerta sabía de todos estos dilemas, lo lleva el 2018 a Cobresal, porque sabía del potencial, salvo que ahí con más recursos se preocupó de algo. Ponerle un profesional que lo ayudara. "
En eso fue clave el sicólogo deportivo Rodrigo Cauas, hizo un gran trabajo con él", reconoció hace poco el propio Huerta.
"Es un muchacho tranquilo, con grandes condiciones, pero
todavía está inestable emocionalmente. Esa inestabilidad le impide tomar decisiones correctas. Lo que hay que hacer con él es ayudarlo", añadió el adiestrador.
Tan importante como Huerta también ha sido su representante,
Cristián Ogalde, quien fue el que lo llevó a Santa Cruz (club de su propiedad) y le permitió al entrenador luego ficharlo para Cobresal. "
Ogalde es a uno de los pocos que de verdad escucha", dicen cercanos al delantero.
Lo cierto es que Colo Colo ya lleva casi una semana de pretemporada y el atacante, lejos de clarificar su situación, día a día siembra más dudas. Sólo el tiempo dirá si la decisión que tome será la correcta o no. Lo que sí está claro y que todos coinciden es que es "un gran jugador", pero "hay que saber llevarlo"...