Chile y un manto de dudas.
AFP
Fue un partido de dos caras, ambas totalmente distintas. El primer tiempo de Chile ante México (3-1 final) fue rescatable, pero el segundo simplemente desconcertante.
El cambio de esquema planificado por Reinaldo Rueda hizo ver bien a la "Roja". El 4-4-2 con un mediocampo reforzado entregó gratas sensaciones en la etapa inicial
De la mano de Charles Aránguiz y Arturo Vidal, el seleccionado nacional dio vida a interesantes pasajes y controló al cuadro azteca generando las ocasiones más claras.
Chile ejerció presión en la zona de volantes, recuperó la pelota y desde allí generó el juego con un Vidal suelto y recorriendo distintos lados de la cancha para llegar al ataque.
Esa cara dio para ilusionarse. Pero lo que vino en el segundo tiempo derrumbó todo.
El penal de Pedro Pablo Hernández marcó la debacle. Tres goles en menos de 15 minutos hundieron al bicampeón de América y mostraron su peor cara, una espantosa.
Peor aún,
desde la banca las decisiones enredaron aún más el panorama. Rueda se mostró muy confundido y en su intento por salvar el partido, terminó equivocando las decisiones.Mandó a la cancha a Gonzalo Jara y Óscar Opazo cambiando el esquema inicial. Pasó a jugar con tres defensas enfocando el juego de ataque en los desbordes del jugador de Colo Colo y Mauricio Isla.
Luego mandó a la cancha a Felipe Mora y sacó a Pedro Pablo Hernández, lo que confundió aún más al equipo. Las ideas no estaban claras en la banca y mucho menos en la cancha.
La "Roja" terminó desdibujada y dejando muchas dudas para lo que viene.
Rueda tendrá que decidir si mantiene la apuesta inicial del 4-4-2 o vuelve a jugar con tres delanteros. O bien pasa a una línea de 3 como terminó ante México.
Hoy el panorama es incierto, las interrogantes abundan y los miedos de cara a lo que viene se incrementan. A Chile le urge de un triunfo y buen juego para levantar a menos de tres meses de la Copa América.