Un festejo inolvidable y una imagen para el recuerdo.
Emol/El Mercurio
Tarde del 24 de marzo de 1985. Estadio Nacional repleto. Chile enfrentaba a Uruguay por las Clasificatorias al Mundial de México 86'. La "Roja" ganaba 1-0 y todo era nerviosismo. Eso hasta que una obra de arte desataría la algarabía y daría la tranquilidad.
El autor de esa hermosa "joya" que ha traspasado generaciones se llama Jorge Orlando Aravena Plaza, más conocido como el "Mortero" y dueño de una zurda mágica.
Precisamente esa pegada espectacular lo ayudó a convertirse en el protagonista de un golazo, que la misma FIFA denominaría como el "gol imposible". Hoy se cumplen 35 años de esa obra de arte.
"Lo recuerdo como si fuera ayer. Desde ese mismo día la gente ha hecho que jamás lo olvide. Todos se acuerdan de ese gol y eso me llena de satisfacción", cuenta el ex volante y actual DT de Puerto Montt en diálogo con Emol.
"La gente me para en las calles, me saluda y me felicita. Algunos padres dicen 'él es el del gol imposible que vimos en YouTube y los niños me felicitan. Soy un agradecido de la vida y del fútbol", agrega.
Aravena no está ajeno a la realidad que se vive el país. De hecho, apenas contesta el teléfono habla de la cuarentena que lleva en su casa en Puerto Montt.
"Llevo una semana encerrado cumpliendo con algo que es necesario, Sólo salí el otro día para abastecerme porque no soy brillante en la cocina y necesitó algunas cosas. Afortunadamente estoy bien de salud", relata antes de seguir con el recuerdo de su mítica anotación.
- Han pasado ya 30 años del denominado "gol imposible", ¿qué recuerda de ese momento?
"Me acuerdo que después de la falta a Hugo Rubio, tomé la pelota y lo primero que hice fue pedir tranquilidad porque la gente estaba arrojando cosas a la cancha. Puse el balón y lo acomodé para tratar de tener ángulo, pero vino un uruguayo y lo colocó casi en la línea.
- ¿Y qué hizo entonces?
"El árbitro lo fue a sacar y yo lo aproveché: Devolví la pelota más adentro, casi un metro y medio de la línea de fondo. De repente veo que Lizardo Garrido y Carlos Caszely se paran en el primer palo para tratar de desviar el balón y eso hace que el portero cambie y se coloque más cerca de ese palo. Ahí veo que la única opción es pegarle al segundo palo".
- Ante esa situación, ¿cómo planeó pegarle al tiro libre para conseguir que el balón entrara?
"Lo que tenía que lograr era que el balón subiera y bajara rápido. Tenía que pegarle con fuerza y con mucho efecto. Cuando le pegué me dí cuenta que el portero ya no alcanzaba a atajar. Era un golazo".
- ¿Había entrenado esos remates? ¿Sus compañeros lo felicitaron o llegaron las típicas bromas que había sido suerte?
"Siempre entrenaba remates en las prácticas. Me habían salido algunos similares, aunque sin barrera, ni la presión de estar en un partido tan importante. Pero me tenía fe y mis compañeros también. Sabían que podía y siempre me dijeron que fue un golazo".
- Usted ha dicho que "nunca han hecho un gol igual al mío", sin embargo, en diciembre del año pasado el argentino Paulo Dybala convirtió un tanto similar en la Champions y muchos sitios lo compararon con su "gol imposible". ¿Es comparable?
No. El de Dybala es un buen gol, no hay que desmerecerlo, pero la pelota está mucho más cerca de la línea del área grande, casi a 2 metros de la línea de fondo y hay muchísimo más ángulo. El ángulo que yo tuve era muchísimo menor.... Nadie jamás ha podido anotar un gol igual al mio, sin duda, que eso marcó mi carrera como futbolista y también mi vida".
