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Qué fue de Juan Carlos Almada, el goleador que ilusionó a la UC con su 1.era Libertadores... Una "maldita" lesión lo retiró

Fue el máximo anotador del certamen continental de 1993, en el que los estudiantiles llegaron a la final con Sao Paulo. En esta nota también habla de por qué a los equipos chilenos les cuesta competir afuera y del "Mumo" Tupper.

27 de Marzo de 2020 | 10:32 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Almada en la final de vuelta contra el "Tricolor", en la que anotó un gol.

El Mercurio
A Juan Carlos Almada la melena le caía sobre el cuello y con los brazos trazaba círculos en el aire a la hora de festejar. El delantero dejó un reguero de goles en Argentina y también en Concepción, pero esas buenas actuaciones palidecen ante lo hecho con Universidad Católica en el '93. Llegó a la final de la Copa Libertadores, la única en la historia de los estudiantiles, y fue el máximo anotador de ese certamen continental.


Nunca pudo repetir nada similar en el futuro. Su suerte se torció. Haciendo cuarentena en Ecuador, donde dirige a un equipo de la tercera categoría, recuerda los buenos años. "Muchos me habían dicho que se arrepentían después de irse de Católica. Yo apuré mucho mi salida. Quería dinero rápido y me fui a Emelec. Hoy, habiendo sido goleador de la Copa, hubiese ido a España, Italia o Arabia. Las épocas cambiaron totalmente, antes nos contaba muchísimo más", le dice a Emol.

El apogeo y una lesión maldita


Almada era un goleador con olfato y técnicamente armado. Partió jugando en clubes sin mucho nombre en el ascenso trasandino hasta que explotó en Defensa y Justicia, consagrándose máximo artillero del Nacional B. Lo llamó Huracán, pero optó por venirse a Deportes Concepción. El recibimiento fue duro. Se le ocurrió reclamar por la carne en plena pretemporada y un compañero, al que prefiere no nombrar, le respondió secamente: "Argentino cul…Si no te gusta, devuélvete a tu país".

El respeto se lo ganó con goles. Fue el puntal de una enorme campaña que le permitió al elenco lila clasificarse a la Copa Libertadores en 1991. Su siguiente parada fue Cobreloa, pero no pasaría mucho tiempo en el norte. Católica lo quería para reemplazar al paraguayo José Saturnino Cardozo, que se había lesionado y tenía para un buen rato afuera.

"En la final con Sao Paulo creo que nos faltó traicionarnos un poco"

Almada

Llegó y brilló de inmediato. Los cruzados ganaron la liguilla de la prelibertadores 1992 venciendo en la final a la Universidad de Chile con un triplete de Almada.

El técnico Ignacio Prieto había armado un equipo que aglutinaba talento, experiencia y juventud. Estaban, entre otros, Sergio Vásquez, Mario Lepe, Ricardo Lunari, Nelson Párraguez, Gerardo Reinoso y Raimundo Tupper. Había ilusión por hacer un buen papel.

Tras ganar su grupo, los cruzados sacaron del camino a Atlético Nacional, Barcelona de Guayaquil y en semis al América de Cali, con un golazo a tres dedos de Almada en Colombia. La final era un desafío mayúsculo: el Sao Paulo de Telé Santana. Sin embargo, todo quedó prácticamente sellado en la ida. El "Tricolor" arrasó con la UC en el Morumbi y le ganó 5-1.

"Pese a que se fue el "Coke" Contreras, ese equipo quedó ensamblado en la liguilla. Jugamos cómo tiene que jugar Católica, yendo para adelante, proponiendo, generando muchas ocasiones. En la final con el Sao Paulo creo que nos faltó traicionarnos. En el sentido de cuidar un poco más el resultado allá y después atacar. Los dos primeros goles de ellos llegan por errores nuestros. Acá en Santiago les ganamos 2-0 y pudo ser más abultada la diferencia", rememora el atacante.

Almada convirtió el descuento en Morumbi. (El Mercurio)

Con los dos tantos anotados a los paulistas en la final, Almada quedó como máximo goleador del torneo con nueve, dos más que Flavio Maestri. Estaba en el pináculo de su carrera. Lo sabía y quería aprovechar. Hubo alguna oferta de Europa, pero se terminó yendo a Emelec. El no tener representante y escuchar a las personas equivocadas le terminarían pasando la cuenta.
En Ecuador su carrera se truncó. Apenas llevaba cuatro partidos jugados cuando sufrió una rotura de ligamentos. Nunca volvió a ser él mismo.

"No lo quiero hacer famoso, pero había un peruano que se jactaba de lesionar rivales. Me tiró el cuerpo encima y yo no me di cuenta. Fue de mala leche. Me operaron en Uruguay, supuestamente el mejor médico de América, que en ese momento trabajaba en Nacional de Montevideo, pero se equivocó conmigo", cuenta amargamente.

Volvió en Emelec y otra vez al quirófano. Lo mismo le pasó en Arturo Fernández Vial y en Olimpo de Bahía Blanca. Luego de la cuarta operación, optó por el retiro. "La pierna ya no me respondía", afirma.

El adelantado "Mumo" Tupper


La década del ‘90 fue excepcional para las escuadras chilenas a nivel internacional. En Copa Libertadores, Colo Colo se consagró campeón el '91, Católica llegó a la final dos años después, la U cayó polémicamente con River en las semis de 1996 y el "Cacique" también se despidió en la instancia de los cuatro mejores el '97.

"Tupper pudo dar diez mil vez más como jugador"

Almada

Resultados así hoy son una quimera. El fútbol nacional queda expuesta en las competencias continentales y la frialdad de los números lo pone entre los peores de Sudamérica.

"Los clubes grandes tenían a los mejores jugadores. La economía de Chile, quizá, permitía traer a extranjeros. Charly Vásquez, Lunari, Barticciotto, Leo Rodríguez. En Chile, además, había una camada de jugadores muy importantes, como la que hay ahora, que es de felicitar por las dos Copas América y por la personalidad que tiene. Va a costar reemplazarlos", analiza Almada.

Uno de esos jóvenes que prometía era Raimundo Tupper. Sin embargo, el "Mumo" se suicidó en Costa Rica. El otrora goleador solo tiene palabras de elogio para su ex compañero en la franja.

"Yo les puedo asegurar que era buena gente, porque no solo compartí dentro de la cancha con él. Nosotros salíamos a cenar con varios jugadores, entonces lo conocí muy bien. Como jugador, creo que él podría haber dado diez mil veces más. Era un adelantado. Para él era lo mismo jugar por derecha, por izquierda y le faltaba esa cosa para ser el distinto. Quizá era lo introvertido que era. Era una persona extraordinaria", expresa.

El terremoto y la dura carrera como DT


Luego del retiro, Almada siguió vinculado al fútbol. Fue gerente deportivo de Deportes Concepción y en 2010 estuvo en el banco de Deportes Naval. La campaña no era ni buena ni mala, pero presentó su renuncia. Aclara que no fue por los resultados. Vivía a cinco cuadras del puerto de Talcahuano y la madrugada del 27 de febrero estaba en la plaza. No hubo ningún aviso por el maremoto y dice que "de casualidad" atinó a correr hacia el cerro. A su familia en Argentina la carcomía la angustia.

El ex goleador anhela volver a trabajar en Chile. (El Mercurio)

Devuelta en su país siguió dirigiendo, metiéndose en el barro y haciendo malabares para sacar adelante a equipos donde apenas había un par de pelotas. Su mayor logro lo tuvo con General Belgrano, siendo campeón del Federal C con la valla menos batida en 2014. Ahora las vueltas de la vida lo tienen en Ecuador, siempre con la esperanza de poder volver a Chile.

"Yo digo, exageradamente, que dirigir esos equipos del fútbol argentino es más difícil que el Real Madrid,, porque no se puede entrenar cómo se tiene que entrenar. Son escuelas. Creo que por todo lo que hice en Chile como jugador y como persona, tendría que haber tenido alguna oportunidad. Lamentablemente, no he tenido las puertas abiertas, siempre se me han negado por una cosa o por otra, pero todavía falta", cierra.
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