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Qué fue de Rubén Dundo, el goleador "ascensorista" del fútbol chileno y que fue parte de la recordada dupla "Ru-Ru"

El argentino llegó a Chile sin un gran currículum y terminó siendo figura. En Cobresal coincidió con Rubén Martínez e hicieron una dupla letal.

23 de Abril de 2020 | 16:03 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Dundo en su etapa en Cobresal y en el presente.

Archivo Rubén Dundo
Rubén Dundo tenía el típico look de enganche noventero. Pelo largo, un aro en cada oreja y la diez en la espalda. En Chile jugó para catorce equipos y dejó un reguero de más de 120 goles. De taco, de globito, con potentes apiladas en las que dejaba a varios defensores desparramados mientras el viento le agitaba la cuidada melena.


El pelo del argentino ahora es corto y cano. Ha pasado mucho tiempo desde su retiro en 2002. Se emociona y se entusiasma mientras imágenes de otras épocas van deslizándose por su cabeza.

Dundo hizo inferiores en River, pero debutó con Nueva Chicago. A fines de 1991 quedó con el pase en su poder y tomó una osada decisión: venir a Chile con la única certeza de que Magallanes lo dejaría probarse.

No tenía plata para avión, así que hizo el viaje en bus. Llegó a Santiago el siete de febrero a las 06:30 de la mañana. De la Alameda tomó el metro hasta Estación Mapocho y ahí, preguntando, le explicaron que tenía que tomar un colectivo hasta Quilicura. Sin embargo, él no entendía cómo funcionaba un colectivo, pensaba que eran como taxis.

"A mí nadie me dijo que yo tenía que compartir el auto. El semáforo cambió como cinco veces y el chofer no arrancaba. 'Dale, boludo, que a las once entreno', le dije . Imagínate con una valija grande tratando de cerrar las puertas para que no se subiera nadie más. Les conté a mis compañeros apenas llegue y se reían", recuerda en conversación con Emol.

El trasandino se presentó como lateral derecho, pero al verlo el técnico Orlando Aravena rápidamente lo cambió de posición: "Usted juega de mitad de cancha hacia arriba". Mal ojo no tuvo. En esa primera práctica Dundo hizo dos goles y 48 después de su llegada firmaba contrato.

No estaría mucho tiempo en el "Carabelero". En el '93 fichó por Rangers de Talca y fue clave en la obtención del título de Primera B. Sin embargo, partiría el año entrante a Huachipato. Así era él, un futbolista itinerante. No se quedaba más de dos temporadas en un mismo lugar. "Mi carta de presentación era el gol. Yo en septiembre ya sabía dónde iba a jugar el otro año. Mi incremento salarial era del 50% o más", apunta.

Tras nuevos ascensos con el cuadro de la Usina, Melipilla y Deportes Iquique, además de una gran campaña en Fernández Vial, arribó a Cobresal en 1998. En El Salvador coincidió con el histórico Rubén Martínez y formaron una dupla letal. Para festejar, ambos se levantaban la camiseta y debajo aparecía otra, una blanca con la sílaba "Ru" estampada en negro.

"Nosotros llegábamos temprano con Rubén y tomábamos mate en el camarín del utilero. Antes de empezar a entrenar, hacíamos una rutina. Lo típico. Uno va al gimnasio hace bicicleta, pesas. En ese momento, en el '98, estaba Zamorano-Salas en la eliminatoria al Mundial, la dupla Sa-Za. Nosotros, guardando las distancias, visualizamos que nos podíamos parecer, lo conversamos. Rubén hizo 32 goles y yo hice 40. Así nace lo de la dupla Ru-Ru", expresa.

Con Cobresal se proclamó campeón de la B y probablemente mostró lo mejor de su repertorio. Pero siguió con su derrotero de nómada. Partió a Osorno, luego a Audax Italiano y finalmente se retiró en Lota Schwager. Comenta que no le costó tomar la decisión. Le debían seis meses de sueldo.

Durante el tiempo que jugó en Chile, Dundo una vez estuvo a punto de llegar a la U, justo antes que los azules rompieran la maldición de 25 años sin títulos. Fue la única oportunidad que tuvo para desembarcar en un grande. Él explica que la falta de representante y su imagen le impidieron dar el salto.

"¿Por qué no llegué a la U? Si yo no firmaba con ese representante en particular, no podía llegar a la U. Yo nunca tuve representante, no lo necesitaba. Me equivoqué, sí. Pasa también que la sociedad prejuzga mucho. Mi aspecto no refleja lo que soy yo. Todo el mundo pensaba que con el pelo largo y dos aros tomaba alcohol o fumaba marihuana. Hasta ahora nunca he hecho eso. Los periodistas inventaban cosas, pero mi vida sigue siendo sana como en ese entonces", apunta.

El mediocampista se quedó a vivir en Chile. Solo volvió a Argentina por un breve período de tiempo para hacer el curso de entrenador. Actualmente se dedica a trabajar de manera personalizada con jóvenes que militan en las inferiores de diversos clubes.

"Cada jugador tiene sus deficiencias y me dedico a que mejoren. Técnicas individuales, los controles, los cambios de ritmo. No tienen los conocimientos. Evolucionan tan rápido que se saltan etapas. Es lo mismo que pases de un curso al otro sin saber leer", cierra el "ascensorista" de pelo largo que dejó una brillante estela en las canchas nacionales.
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