Cuando a sus colegas les preguntaban, no dudaban en señalarlo como el jugador más "pesado" del fútbol chileno. Ricardo González, el popular "Manteca", se ríe al recordarlo. Era de esos defensores que involucraba emocionalmente a todo el estadio con sus tajantes intervenciones. Violento y heroico al mismo tiempo. Varios delanteros sufrieron en sus carnes la seriedad de sus azotes, sus raspones y sus insultos acompañados por la mirada áspera.
Esa agresividad que mostraba en los partidos contrasta radicalmente con su carácter campechano. Es de trato amable, apegado a sus afectos y no deja pasar oportunidad de soltar un chiste. No rehúye de la fama de "leñador" que se ganó y reconoce que tenía sus mañas.
"La de Jarita no la hice, pero la vi mil veces. Sí pisaba a los rivales, los insultaba, los pellizcaba, para qué vamos a andar con cosas. Pero era dentro de la cancha. Afuera tengo grandes amigos y gracias a Dios todos hablan bien de mí", le dice a Emol desde el Valle del Aconcagua.
González pasó por varios equipos. San Felipe, Unión Española, Colo Colo, Temuco, Santiago Wanderers y Palestino. Una vez le reclamó al árbitro Carlos Chandía diciéndole que había hecho un "foul limpio". "Esa hueá no existe y déjate de reclamar que me estás echando la gente encima", le respondieron.
Afirma que no era mala leche. En los noventa había buenos delanteros y él admite que ante muchos no le quedaba otra que imponerse a la fuerza. Al principio no tenía ningún disimulo. Llegó a acumular siete tarjetas rojas en una sola temporada.
"Me decían Gino Cofré no puede hacer goles, el 'Fantasma' Figueroa no puede hacer goles. Eran duelos bravos. Algunos me arrugaban cuando iba fuerte a la primera, pero ellos no, era como si les gustaran las patadas, igual que el 'Heidi' o el 'Tunga' González. Yo nunca fui a dañar, de hecho nunca lesioné a nadie de gravedad, pero los tenía que parar", explica.
Don Nelson y las penurias en Colo Colo
El "Manteca" se curtió en canchas de tierra. Partió en el Juventud La Troya, en el sector rural de San Felipe, y de ahí dio el salto al "Uní Uní". En sus propias palabras era "rebelde", temperamental y un día se hartó. No le gustó que no lo pusieran de titular y se fue. Lo tuvieron que sacar de las ligas amateur para que volviera.
Un incidente contra el "Cacique" (El Mercurio)
En ese tiempo todavía era un ocho a la antigua, con buen pie y llegada al gol. Pero cuando debutó, en el '84, lo hizo como lateral izquierdo. Habían suspendido al titular y no había quién lo sustituyera.
Pasó por todas las posiciones. Para 1990 se había consolidado en el carril derecho y despertó el interés de varios clubes. Lo quiso la U, pero eran tiempos de vacas flacas para los azules, y terminó recalando en Unión Española.
"Me pegó un 'cachuchazo', se dio media vuelta y se fue. Era su forma de demostrar que estaba sentido porque yo me había ido"
La anécdota con Acosta
Tras dos buenas campañas con los hispanos, que incluyeron una Copa Chile, llegó Nelson Acosta. El histórico entrenador, que al principio no lo quería, lo colocó de stopper. Si le pedía que siguiera al cerro a su marca, allá iba González con abnegación. Guarda los mejores recuerdos del charrúa.
"Don Nelson ha sido muy criticado porque decían que era un entrenador defensivo. En lo que a mí me tocó vivir, nunca escuché que nos dijera que buscáramos el empate. Siempre muy agresivos a la hora de atacar y muy agresivos a la hora de defender. Nunca él nos mandó a meternos atrás, al contrario, nos pedía buscar los partidos con la ilusión de ganar, él tenía esa palabra", expresa.
Luego de otra Copa Chile, partió a Colo Colo en 1994. Uno de sus primeros partidos con los albos fue en la Copa Libertadores precisamente contra Unión Española en el Estadio Nacional.Al finalizar el encuentro, González fue a saludar a su ex entrenador. "Me pegó un 'cachuchazo', se dio media vuelta y se fue. Era su forma de demostrar que estaba sentido porque yo me había ido. Más encima les ganamos con un gol con la mano y él era un hombre ganador", apunta.
La pasó mal en Colo Colo y todo empeoró con la llegada de Gustavo Benítez. Al momento de hacer la pretemporada, el "Manteca" buscó su nombre en las pizarras del Monumental y no lo encontró en ninguna parte. Con 28 años, no le quedó otra que ir a entrenar con los juveniles y los que volvían de préstamo. En esa época declaró en la revista Don Balón que era el cadete más caro de Chile.
Gracias a la intervención de Gabriel "Coca" Mendoza, pudo volver a las practicas con el primer equipo, pero sin ninguna posibilidad de jugar. El motivo de tanto desprecio era una vieja rencilla con el ayudante de Benítez: Rogelio Delgado.
"Cuando jugaba la U contra la Unión Española siempre tenía problemas con Delgado porque yo le decía cosas cuando iba a cabecear. Orangután, de todo, no se imagina las cosas que le decía. Estando en la selección de la Copa América del '93, Fabián Estay y Fabián Guevara, que eran compañeros de él, me dicen: 'Lo único que quiere es pegarte, no te soporta'. Tuve la mala suerte que me lo encontré en Colo Colo. Delgado ni me saludaba y Benítez apenas movía la cabeza. Me ignoraban, no existía para ellos", relata.
El defensor se convirtió en una piedra en el zapato. Tuvo opciones de irse a Ecuador y Colombia, pero no lo convencía el sueldo que le ofrecían. Colo Colo, además, todavía le adeudaba parte de su pase. Un día fue a la sede a reclamarle al dirigente Jorge Vergara. "¿Qué hago con las letras que me deben?", le dijo. "Empapela la pieza, poh", fue la irónica respuesta del "Guatón" . Hasta ahí llegó la conversación.
Pidió la libertad de acción a la ANFP y firmó con Temuco. Del sur se fue a Wanderers y luego a Palestino antes de regresar a San Felipe.
La anécdota con Alexis Sánchez
González tenía un truco cuando enfrentaba a jugadores jóvenes. Les mostraba los toperoles de aluminio para asustarlos. Sin embargo, hubo uno que no se le achicó en el 2005.
San Felipe recibía a Cobreloa y en el segundo tiempo mandaron a la cancha a un "cabro chico". Alexis Sánchez se llamaba.
"Comenzó a pasar, a pasar y a pasar jugadores. No se la podíamos quitar. En una tuve que ir más fuerte de la normal y me encaró. No me dijo una grosería ni mucho menos, pero no le gustó que le fuera fuerte. Se paró y después nos encaraba a cada rato. Don Nelson por algo lo ponía. Un jugador de otro nivel, uno no tiene más palabras que decir sobre él", narra.
Jugando contra la U por Temuco (Crédito: El Mercurio)
Ese mismo año, el "Manteca" descendió con el "Uní Uní". El cuadro del Aconcagua fue sancionado con nueve puntos por no estar al día con con el plantel.
El último partido era con Wanderers de visita. Ya no tenían ninguna opción de salvarse, pero González no desaprovechó la oportunidad de hacer una singular protesta. Salió a la cancha sin camiseta y con los zapatos colgando alrededor de sus hombros.
"Bajamos injustamente. Había equipos que obligaban a los jugadores a firmar la planilla. Entre esos estaba Wanderers. Acá en San Felipe no nos obligaban y el que quería lo hacía. No queríamos ir a jugar ese partido porque ya estábamos descendidos y sabiendo lo que había pasado. Entonces, todos los jugadores quisieron adherir conmigo y yo les dije que no, porque eran jóvenes y los dirigentes empiezan a marcar a los jugadores. Al llegar a la mitad de la cancha uno de Wanderers me dijo 'Manteca' no seas tan pichanga. Le respondí con todo", rememora.
Se retiró en 2006 y estudió para ser técnico. Estuvo en Trasandino hasta el 2018, pero es dura la Tercera División. A veces no había canchas para entrenar y al último partido su arquero no llegó porque había arreglado con otro equipo. Reconoce también que su carácter le pasaba la cuenta.
"Pisaba a los rivales, los insultaba, los pellizcaba, para qué vamos a andar con cosas. Pero era dentro de la cancha. Afuera tengo grandes amigos"
"Manteca"
Hoy trabaja en escuelas de fútbol y vive tranquilo. Antes de terminar la entrevista, hace una última reflexión sobre el mote de "chuletero" con el que carga.
"Tengo las palabras del 'Coto' Sierra. La pelota siempre se la daba al compañero, me quedaban cosas de cuando jugaba de volante y la gente no veía eso. Tampoco se me resaltaba el cabezazo defensivo, era fuerte en anticipación. Quedé como el hombre 'chuletero'. Pero a mí me queda el reconocimiento de mis compañeros. Raúl Toro, que es un técnico importante, siempre decía. 'tranquilo, que con el Manteca vamos a sacar la pelota limpia desde atrás'. Con lo que tuve, que a lo mejor no fue mucho, me alcanzó para jugar 22 años", cierra.
