Mario Soto es un defensor de toda la vida. Pelo largo sin florituras y nada de cejas perfiladas. Lleno de heridas de guerra, una mirada que taladraba y unos cuantos trucos de barrio. Decían que pegaba duro, pero también sabía posicionarse y la pelota no le quemaba en los pies. Junto con Óscar Wirth, es el único chileno que ha estado en tres finales de Copa Libertadores.
"Muchos me ganaron algún duelo, me hicieron un gol, un túnel o me ganaron un cabezazo, pero la gracia es que ninguno me venció en la siguiente jugada. Eso es lo que hay que ingresar en la cabeza del jugador. Puedes perder en una, pero el fútbol es de porcentajes. Cuántas veces te equivocas, cuántas veces aciertas", le comenta a Emol.
Soto es de La Cisterna. En la botillería de su hermana las paredes tienen varias fotos de él sacadas de viejas revistas deportivas. Todos los conocen por "Marito". Allí se crió y se curtió. Sin hacer inferiores,
dio el salto a Magallanes. Lo probaron en Pinto Durán en un amistoso contra la selección y firmó contrato profesional a las dos semanas.
A fines de 1973 pasó del "Carabelero" a Unión Española. Con los hispanos ganó el título nacional de 1975 y ese mismo año jugó la final de la Libertadores contra Independiente. Tras ganar en Santiago, había que ir a Buenos Aires. Pasaron cosas raras. No llegó el bus a buscarlos al hotel, al árbitro lo agredieron hinchas locales y el central terminó siendo dudosamente expulsado. Finalmente, ganaron los de Avellaneda 3-1 y en el duelo definitorio en Asunción se quedaron con el título.
Soto tuvo un breve paso por el Palmeiras. Allá se encontró con un presidente que estafó al club para luego desaparecer y decidió volver porque en ese tiempo se estaba separando. Cobreloa fue su siguiente parada. En Calama se atiborró de títulos y se convirtió en uno de los zagueros más respetados del medio. Con el elenco minero tuvo dos oportunidades más de volver a conquistar la Libertadores. La primera con Flamengo y la segunda con Peñarol. Frente a los brasileños fue protagonista principal.
Tras perder en el Maracaná, Cobreloa ganó 1-0 en el Estadio Nacional y emparejó la serie. La definición en Montevideo fue un festival de patadas de principio a fin. El capitán loíno tenía con un corte en la oreja a Lico y aporreado al talentoso Zico.
Se impuso el "Fla" con doblete de Zico. Con el resultado prácticamente decidido, el DT mandó a la cancha a Anselmo con la instrucción de "romperle la cara" a Soto. Apenas entró, el delantero le tiró puñetazo maletero al que Soto reaccionó en el último segundo. Gresca monumental. La situación se zanjó con roja para Anselmo y también para Soto.
-Zico ha contando que usted le pegó con una piedra...
"Zico miente cuando habla de piedra. Últimamente parece que se dio cuenta que en español se entendía diferente. Él dice que tengo la mano como una roca. Los partidos eran duros. De los noventa hacia atrás, en Sudamérica era muy difícil jugar, porque el jugador tenía que ser bueno y valiente. Un Caszely era maravilloso, Pato Yáñez también. Tenían que tener las dos condiciones.
Yo nunca escuché en un camarín que el entrenador nos mandara a pegar. En el caso personal, las circunstancias del juego se van presentado y eso te lleva a hacer algo o no. Te lo permite el fútbol. Yo no considero que sea picardía, es ser inteligente para jugar".
"Zico miente cuando habla de piedra. Últimamente parece que se dio cuenta que en español se entendía diferente. Él dice que tengo la mano como una roca. Los partidos eran duros. De los noventa hacia atrás, en Sudamérica era muy difícil jugar, porque el jugador tenía que ser bueno y valiente
Mario Soto
- De todas esas finales, ¿en cuál siente que estuvo más cerca de ganar?
"Con el control doping y el arbitraje, Colo Colo '73, la Unión del '75 y Cobreloa '82 deberían haber sido campeones de Copa Libertadores. Y Chile en la Copa América del '79 y del '87. Hoy las opciones de ganar títulos aumentan mucho. El VAR me parece extraordinariamente bueno, Chile se hubiese visto favorecido en muchas cosas".
La admiración por Luis Santibáñez y quién es el mejor chileno de la historia
Soto dice que no le gusta amarrarse a ningún técnico, pero no niega sentir un cariño especial por Luis Santibáñez. Se conocieron en Unión Española y luego compartieron por años en la selección nacional. También en Lozapenco.
En medio de la conversación, recuerda una anécdota entre ambos. A Soto nunca le ha gustado que lo garabateen y, por lo mismo, trata de no insultar a nadie. Un día, en una práctica, Santibáñez se pasó de la raya y el defensor lo tomó por el cuello.
-¿Cómo lo resolvieron?
"Él no tenía rencor. Termina el entrenamiento, estamos en Pinto Durán, frente a donde están los saunas y me toma del brazo: 'Así que la María me quería pegar'. María me decía porque no echaba garabatos y era cuidadoso en el vocabulario. 'Así que la María me quería pegar'. Ante eso yo lo aplaudo, porque te conoce cómo eres y tú no estás haciendo una cosa violenta".
- Santibáñez, pese a los éxitos, siempre fue cuestionado por sus métodos e incluso se hablaba de que sus equipos jugaban dopados...
"Más de alguno se dopó a lo mejor, pero si ves el que se dopa normalmente tiene daños físicos, a veces daños mentales. La gente de la década del ochenta no tiene ese problema. El que dice algo tiene que comprobarlo. Yo con Don Lucho estuve en instancias decisivas. El que habla es porque no lo conocía".
"Más de alguno se dopó a lo mejor, pero si ves el que se dopa normalmente tiene daños físicos, a veces daños mentales. La gente de la década del ochenta no tiene ese problema. El que dice algo tiene que comprobarlo. Yo con Don Lucho estuve en instancias decisivas. El que habla es porque no lo conocía"
Mario Soto
- Con Santibáñez fue al Mundial a España 82’, ¿por qué en clasificatorias les fue tan bien y en el Mundial perdieron todos los partidos?
"Muchos hablan del tema del doping, pero era imposible. En el camarín estaba siempre con mis compañeros, convives con ellos en todo momento. No se trabajó bien en la pretemporada y en el Mundial tampoco tuvimos una condición adecuada. Se buscó un lugar equivocado, según mi opinión, y eso también nos dañó. Concentramos en un colegio, era comida casera, si uno pedía que te repitieran diez veces te repetían diez veces. Estuvimos excedidos de peso.
Faltó la nómina. Don Lucho, entre todas sus virtudes más de un error cometió y yo creo que haber asegurado a los jugadores, haber dicho con mucha anticipación que los que clasificaron iban al Mundial, limitó mentalmente. Muchas veces te relajas y a lo mejor eso nos sucedió a nosotros".
- En la "Roja" compartió con Elías Figueroa. ¿Le parece que él es el mejor futbolista chileno de todos los tiempos o alguno de la generación dorada puede discutirle?
"Arturo Vidal es maravilloso, extraordinario. Alexis y Charles también. Iván Zamorano más atrás, Marcelo Salas. Pero Elías está sobre todos y lo digo siendo que jugando la misma competencia fui escogido el mejor jugador. Me da cierta fuerza para decir lo que estoy diciendo.
Hoy hay más de tres mil jugadores fuera del continente, en ese tiempo jugaban todos acá. Los Zico, los Falcao, los Rocha, Cubillas, Chumpitaz. Elías fue elegido el mejor de América. La mejor selección de todos los tiempos es la brasilera del '70. Estando esos jugadores en competencia, Elías fue el mejor de ese año. No da mucho para discutir".
